lunes, 31 de diciembre de 2012

Más entradas del fútbol (soccer)

Es el deporte más popular, es pasión de multitudes. Es un gigantesco negocio en el que poco a poco se van imponiendo las asociaciones o federaciones futbolísticas europeas, que son las más opulentas. Sin embargo, el llamado "planeta fútbol" encierra pasiones, grandes gestos y daños colaterales como cualquier guerra o pelea callejera. A continuación, noticias de tales gestas.


El crimen también juega

Dos días antes de que recibiera un balazo en la cabeza, a Salvador Cabañas le habían anulado un gol en el minuto 92 de un partido que su equipo el América, perdía 1-0 en cancha del Monarca de Morelia.  El delantero de origen paraguayo fue pillado en posición adelantada y el juez no dudó en señalar la falta.   Segundos después, el equipo contrario anotaría otro tanto y selló así un nuevo capítulo de una larga cadena de decepciones del equipo americanista, cuya hinchada, acaso la más numerosa de México, no sabe lo que es celebrar un título desde hace varios años.

Algo de esa frustración debió estar presente cuando su presunto agreso, José Jorge Baldera Garza, "El JJ", se encontraba en el baño del Bar Bar, un exclusivo centro nocturno del D.F. mexicano, donde hasta antes de la madrugada del lunes 25 de enero solo era recordado por sus generosas propinas.  Según un empleado de limpieza, apenas "El JJ" vio entrar al delantero al servicio trató de iniciar una conversación. "¿Qué pasó, Cabañas?", le preguntó, y recibió por única respuesta el silencio sepulcral del paraguayo.  "¿Qué onda para que el América sea campeón?", volvió a la carga. El delantero, quebrado por la insistencia, le espetó un hosco "¿Y tú quién eres?", a lo que el "JJ", desenfundando una pistola, le respondió: "El hijo de la chingada que te va a romper tu madre", "¡Tírale si tienes huevos!", lo desafió Cabañas, segundos antes de caer derribado por una bala calibre 38, que quedó alojada en su cráneo.  El guardaespaldas de "El JJ" revisó el pasillo y tras corroborar que el camino estaba despejado, salió de la discoteca con su jefe. Cabañas quedó desangrándose en el piso. A "El JJ" no se lo ha vuelto a ver.

El antropólogo y periodista Raúl Castro considera que aunque no existe una relación causa-efecto entre deporte moderno y violencia, ante fanáticos extremos  o grandes rivalidades, el deportista atrae "comportamientos violentos e instintivos" que suelen atenuarse por los mecanismos de control que existen en la sociedad. Sin embargo, en lugares como México donde las mafias han creado un orden paralelo, el control social es muy débil.

El fútbol colombiano ha sido víctima de estos poderes extremos.  El caso más recordado es el asesinato del zaguero Andrés Escobar, el 2 de julio de 1994, a la salida de una discoteca en Medellín.  Escobar tuvo la mala fortuna de integrar un plantel que fue eliminado en la primera ronda de un Mundial que debía ganar con los ojos vendados, tras haber vencido 5-0 a Argentina, en el mismo Buenos Aires, en la fase eliminatoria. Un maldito autogol se entrometió en su camino.

Para el periodista colombiano Fernando Araujo, su muerte fue el desenlace de una historia cuyas primeras páginas se escribieron a inicios de los años 80, cuando los clubes de su país empezaron a manejarse con dinero ilícito y conocidos mafiosos se convirtieron en prominentes dirigentes.  Y en la Copa Mundial del 94, quien dijera que Colombia no iba a ser campeón, "era tildado de antipatria, de traidor".

Escobar había pasado su última noche con unos amigos y cuando abandonaba el local El Indio fue insultado por un grupo de personas, entre los que estaban los hermanos Pedro y Santiago Gallón Henao, sospechosos de tener vínculos con las apuestas clandestinas.  El zaguero pidió respeto sin éxito, perdió la paciencia e insultó a sus atacantes. Uno de los guardaespaldas de los Gallón, Humberto Muñoz Castro, sacó una pistola y le encajó seis balazos. Los Gallón Henao se libraron de alguna sanción por autoría intelectual, mientras que Muñoz Castro, tras ser condenado a 40 años de cárcel, fue liberado en el 2005 por buena conducta.

Esa violencia de la que habla Araujo fue también la que cobró la vida de Albeiro Usuriaga, asesinado de trece balazos el 12 de febrero del 2004, cuando jugaba cartas con unos amigos en un bar ubicado frente a su casa, en Cali.  Al "Palomo", delantero del Nacional campeón de la Copa Libertadores de 1989, lo mandó matar Jefferson Valdez, jefe de una banda criminal, quien estaba enamorado de su mujer. Un chico de 14 años habría sido el encargado de asesinarlo.

Ortiz, Pedro. El crimen también juega.  En El Comercio (Lima-Perú), 09.02.2010



La joya Trezeguet

Con los dos goles que le hizo al Bayern Múnich el miércoles por la Champions, David Trezeguet llegó a 106 anotaciones para Juventus y superó el registro de Michel Platini en la escuadra turinesa.  Claro que Platini era volante de armado y David es centrodelantero neto.  De cualquier modo, los 106 tantos son altamente meritorios porque los marcó en apenas cinco temporadas, poco tiempo.  Y tiene muchos gritos por delante: recién cumplió 28.

Trezeguet es la última joya de Platense, un simpático club de barrio, cuya historia merece más que un ligro, una enciclopedia bien escrita. El capítulo más bello, sin duda, sería el referido a su nacimiento. Corría mayo de 1905 y Buenos Aires estaba salpicada de descampados; los pibes que jugaban a la pelota en la canchita de Posadas y Callao, barrio de Recoleta, buscaban teñir de seriedad el asunto. Primero formaron un equipo, luego querían ser club. La modestia de todos impedía afrontar los gastos que significaba formar la sociedad.

La solución la trajo Antonio Meraggia, un changarín que jugaba en el equipo.  Acercó una fija para el Hipódromo de Palermo. Iba a corre Gay Simón, un caballo del stud Platense que en los aprontes volaba.  Y pagaba bien. Los muchachos rascaron, pidieron, juntaron 5 pesos y se los pusieron a las patas de Gay Simón.  El parejero se portó bien: ganó y pagó una fortuna: 89 veces por boleto. Los 445 pesos de dividendo sobraron para fundar el club.  Hasta compraron camisetas, pelota y un inflador.

¿Cómo lo iban a llamar? Platense, en honor al stud. ¿Y los colores? Marrón y blanco, por la chaquetilla del jockey. Así, hace cien años, nació el club que en 1994 vio debutar en primera a David Trezeguet, el hijo de Jorge, aquel zaguero de Chacarita que jugó en Francia.

Tapado por las deudas, Platense cedió a Trezeguet a un acreedor al que le debía 90 000 dólares. "Dame algo más, mirá que el pibe anda bien", rogó el presidente de Platense. El negociador accedió: "Te doy 10 000 más". Por cien mil dólares, el chico de 16 años se fue al Mónaco. Poco después, el príncipe Alberto Rainiero lo transfirió a la Juventus en 26 millones.

Pero vendrán otros Trezeguet. Platense está por encima de tal contingencia.  Si superó la virtual desaparición de 1971, lo demás es un flan con dulce. Aquel año le pasó todo: en la bancarrota total se fue al descenso, le quedaron libres todos los jugadores por falta de pago, se quedó sin cancha y sin directiva: todos renunciaron. Nadie quería pasar ni por la puerta de Platense. Una señora del barrio, Natividad Gallego de Marcovecchio, hizo historia en el fútbol argentino: asumió la presidencia en lo que parecía el Apocalipsis institucional.

Una mujer se atrevió a lo que ningún hombre. El club era sólo un libro de actas y una pila de deudas. Ni un campo para entrenar, ni un salón para reunirse.

Paradojas: mientras el club calamar (así le dicen) se ahogaba en llantos, su hincha más famoso conquistaba para siempre a Buenos Aires. La dicción perfecta y la voz varonil de Roberto Goyeneche inundaban de tango la ciudad. El Polaco era sinónimo de Platense y hoy la tribuna principal del coliseo marrón lleva su nombre.

La pérdida del estadio y la sede estuvo ornamentada de aristas penosas. Platense alquilaba el predio donde se levantaba su polideportivo (tenía canchas de tenis, frontes de pelota vasca y hasta un velódromo de madera lustrada); un juez ordenó el desalojo y en cuestión de días un grupo de obreros desarmó la cancha. Apilaron prolijamente los tablones, las chapas, los hierros para que alguien se los llevara: eso quedaba de Platense, un poco de materiales usados.

Pero el amor del hincha es tan grandioso como el Himalaya, tiene la consecuencia de los humildes. Se juntó todo el barrio de Saavedra y empezaron desde cero, o desde menos mil. Consiguieron un nuevo predio donado por el municipio de Vicente López, subieron a todos los juveniles al primer equipo y comenzaron a transitar el ardor del torneo del ascenso. En 1976, Platense volvió a Primera; en 1979 reinauguró su estadio, más moderno y amplio que el anterior. En el 1980 fue subcampeona detrás de River. La gloria sobrevolaba el cielo calamar.

Luego vino un nuevo descenso y hoy el "marrón" se debate en la oscuridad de la Primera "B". Pero va a volver, Platense vuelve de todo, como vuelve a verlo Trezeguet cuando le tocan las vacaciones en Italia.

 
Por aquellos días de 1971 todos nos hicimos un poco hinchas de Platense.

Barraza, Jorge. La joya Trezeguet. En DT, suplemento deportivo de El Comercio (Lima-Perú), 06.11.2005



Mismo deporte, distintos actores

Cuando alguien va a comprar un auto, una casa, un perfume, lo primero que le pregunta el vendedor es cuánto está dispuesto a gastar. Natural, pues hay autos de 10000 dólares, de 40000, de 80000, de 200000... La diferencia de costo está dada en la mayor calidad, prestación, confort o confiabilidad de un vehículo y otro.

Días pasados, Champetero, un consecuente lector, envió un comentario al diario "El Tiempo": "Cualquier desprevenido que compare los partidos de la Copa Libertadores con los de la Champions League creería que son deportes distintos".

Desde luego, hay asimetrías.  Para empezar, los escenarios. No es igual el estadio La Independencia, desde donde Boyacá Chico hace felices a los habitantes de Tunja, que Stamford Bridge, el lujoso coliseo cinco estrellas del Chelsea.  Tampoco se parecen el viejo y querido Atahualpa, de Quito, con el Camp Nou del Barcelona.  La cancha de Lanús se ubica en un barrio menos coqueto que Chamartín, donde se erige el Bernabéu. La puesta en escena tan relevante a los ansiosos ojos del aficionado, cambia diametralmente. Menos se parecen los ingresos.  Mientras que un partido de Champions puede dejar cuatro o cinco millones de euros de taquilla, un multitudinario cotejo de Libertadores tal vez alcance 300 000 dólares.  Eso, con toda la furia.  Y en una instancia importante.

Pero, indudablemente, lo que difiere entre un torneo y el otro es la calidad de los actores, incluso de los entrenadores. Sudamérica se daba un pequeño lujo al contar con la sabiduría y la personalidad e Luiz Felipe Scolari. Cuando su talento conductivo trascendió el océano, también fue absorbido por el opulento mercado europeo.  Lo mismo que Manuel Pellegrini o, en su momento, Bianchi, Luxemburgo, Bielsa. Europa capta lo mejor del mundo.  Y lo mejor entre lo más caro. Lo determinan las economías de cada región. Así como México tiene  una liga atractiva a favor del poderío monetario de sus clubes.

Como en los autos y las propiedades, hay delanteros de 10 000 dólares, de 100 000, de un millón, de 10 millones y de 100 (Cristiano Ronaldo). No puede dar lo mismo el portugués que un punterito de Rampla Juniors, que se las rebusca "por 50 y la comida".

Revisábamos en la página oficial del Manchester United la composición de su plantel.  Además de contar con el mejor entrenador del planeta (y el más cotizlares- al Bayern Múnich tras arduas negociaciones.

Cada uno de ellos cobra lo que podría percibir el plantel completo de cualquier club de Paraguay, Bolivia, Perú, Uruguay, Ecuador, Venezuela, etc.

Cuarenta y tres futbolistas de primera línea integran la nómina del ManU. Ello le permite afrontar con totales aspiraciones cuatro grandes torneos al año: Liga, Champions, Copa Inglesa, Carling Cup. Y, eventualmente, el Community Shield, la Supercopa Europea, la Copa Intercontinental.

Es completamente lógico, coherente, que el fútbol que estos individuos desarrollan sea más atractivo que el de estas tierras. Lo contrario sería absurdo: ¿a quién se le ocurriría pagar cifras astronómicas para que jueguen mal? Si no, sería lo mismo un pianista que anima las tardes en el bar de un hotel que un concertista de La Scala de Milán.

A todo ello hay que añadir otra cruel disparidad: allá, las figuras permanecen años en los equipos.  Aquí se van después de dos partidos buenos.  Liga de Quito sufrió la baja de tres figuras fundamentales: Vera, Guerrón y Bolaños.  Y dejó de ser el mejor de América. ¿Cuánto más podrá retener Nacional al chico Lodeiro...? Ya debe de estar su representante preionando para sacarlo, acercando ofertas.  Y en este caso, el futbolista no tiene opción: entre los mil dólares mensuales que debe pagarle Nacional y los 100 000 que le ofrecerá cualquier entidad europea, no hay duda posible.  Aun así, de aquí han ido San Pablo, Inter o Boca y han vuelto triunfadores del Mundial de Clubes.


Con todo, las diferencias no son tan abismales.  Las finales disputadas por Liga de Quito y Fluminense el año anterior fueron memorables, pródigas de fútbol y goles.  Lo mismo las semifinales, en las que Boca fue un protagonista muy calificado.  Cuando jugaron la final Intercontinental Manchester y Liga el juego fue parejísimo, se definió en una jugada. El espectáculo lo aportó Damián Manso, quien con lo que deja de propina Cristiano Ronaldo en un restaurante vive una semana.


También en Champions se ven partidos espantosos. Muchos. Y a esos no los salva ni siquiera la pasión que sí hay en Sudamérica. El mismo Porto-Manchester fue insufrible.  Pasa que muchos se obnubilan con perlas como Chelsea 4 - Liverpool 4. No todos son así.

Los sistemas y la mentalidad son relevantes, pero no desequilibran porque todos juegan lo mismo.  Tampoco ponen el brillo. El Milan no vende abonos por el esquema de Ancelotti. Los vende por Kaká, Pato, Ronaldinho... Bayern Múnich tiembla por la posible partida dce Fran Ribery, su gran crack. Ahora bien, si la calidad no importara para elaborar un buen producto, ¿por qué tiembla...?

Barraza, Jorge.  Mismo deporte, distintos actores. En DT, suplemento deportivo de El Comercio (Lima-Perú), 07.01.2010




Tetas y pelotas

La (Euro)copa está exhibiéndose en su pedestal en el centro de Kiev, Ucrania, uno de los países anfitriones.  Hay largas colas de aficionados esperando por hacerse una de esas estúpidas fotos con la copa.  De pronto irrumpe una veinteañera que se arranca la blusa y tetas al aire se abalanza sobre el ansiado trofeo al grito de "¡Fuck Euro!".

Ocurrió hace un par de semanas y no era la primera vez. Las activistas ucranianas del grupo Femen -la mayoría de ellas menores de treinta años, la mayoría de ellas guapas como solo las ucranianas pueden serlo, la mayoría de ellas estudiantes de carreras como sociología o periodismo- se autodenominan topless warriors y protestan, en este caso, porque el certamen futbolístico fomentará, aseguran, el turismo sexual en Ucrania, un país donde se calcula en 80 000 el número de mujeres que ejercen la prostitución. La quieren parar de pecho.

Ellas se saben bellas -"soy preciosa, lo sé", responde en una entrevista en la recientemente estrenada versión española del Huffington Post, Inna Schenvenko: "busco llamar la atención y de eso se trata"-, y defienden su manera de protestar con una afirmación paradójica: "no somos trozos de carne".

Yo siempre he creído que las tetas (como el fútbol) no deben politizarse.  Pero poniendo en la me pregunto ¿cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer las tetas a este torrente de calamidades, y darles fin con atrevida resistencia? Por lo pronto, hoy empieza la Eurocopa, esa fiesta de tetas y pelotas. Eso que a veces nos falta.

Wiener, Gabriela. Tetas y pelotas. En La República (Lima-Perú), 08.06.2012



Imágenes: usneando.blogspot.com, taringa.net, hypothesis.cl, llegoplatense.blogspot.com, marcllambias.blogspot.com, anxopenalonga.com, desmotivado.es, cvzlavoz.com, 


lunes, 3 de septiembre de 2012

Maestros y educación

Ahora que en varios países iberoamericanos (Chile, España, Perú) el rol del maestro está siendo cuestionado y se le culpabiliza del fracaso educativo de las últimas décadas, es pertinente reflexionar sobre las palabras del educador peruano Luis Jaime Cisneros, entrevistado por la revista Bajo la Lupa en el año 2010.



Bajo la Lupa (BLL): Hay quienes llaman a la educación pública en nuestro país "la gran estafa".  Padres y madres de familia se sienten estafados porque invierten recursos importantes para enviar a sus hijos al colegio pero la educación que reciben no les permite desplegar todas sus capacidades, apenas consiguen bajísimos dominios en habilidades básicas como la lectura, escritura y matemáticas. ¿Qué sería lo fundamental que tendríamos que cambiar en el sistema educativo para asegurar a las nuevas generaciones una educación humanista, útil para la vida, enriquecedora, que amplíe las opcios y libertades de las personas?

Luis Jaime Cisneros (LJC): Lo que necesitamos es tener una idea clara del país que integramos; de lo que en este país hemos generado y de lo que esperamos para el futuro.  Todo ha fracasado, porque nunca se tuvo en cuenta que el progreso implicaba cambios en el sistema educativo, dado que los ideales que debía infundir la escuela no siempre eran los mismos.  Muchos aspectos educativos estaban anclados en el siglo XIX.  Somos una sociedad anclada en un mundo en que se han deteriorado muchos valores y el dinero ha alcanzado prestigio inusitado. En esta sociedad se mueven los estudiantes.  Debemos trabajar para corregir muchas cosas, para asegurar los valores sin cuya vigencia la escuela carece de sentido educativo.  Fundamentalmente, el trabajo escolar debe ayudar al alumno a ser (y considerarse persona).

BLL: El Ministerio de Educación afirma que habría mejorado en algo la comprensión lectora y la habilidades matemáticas en las escuelas públicas.  Pero las brechas entre educación urbana y rural y entre educación privada y estatal no se están reduciendo.  ¿Qué opina de la permanencia de esta brecha? ¿Qué implica para la construcción de un país integrado en el que todos encuentren su espacio para vivir y progresar en un ambiente de paz?



LJC: Una seria actitud crítica para evaluar el sistema educativo vigente no puede tener en cuenta declaraciones ni discursos, todos ellos ocasionales.  Lo que se mide y lo que cuenta son los resultados. Y basta que la autoridad reconozca resultados deficientes para echarse a investigar qué ocurre: si se trata de los métodos, de los temas, de las lecturas. Muchos opinan sobre estos asuntos, pero las opiniones delata la pobre informació científica que la respalda. La escuela urbana constituye una realidad distinta de la escuela rural.  Esas realidades deben ser enfocadas desde la zona interesada.  Hoy hay zonas rurales que ha desarrollado sistemas que merecen atención.  Hay que aceptar la realidad: los problemas educativos del mundo rural los deben resolver los expertos del mundo rural: son asuntos de orden sociológico y no administrativo.  Cada zona del país debe recibir la educación que necesita.

BLL: Nos preocupa la situación de los maestros.  Los países con mejores desempeños educativos tienen en común haber privilegiado el factor docente para establecer la mejor relación maestro-alumno.  Selección, formación, salario, acompañamieto, han sido clave para el éxito.  En el Perú, por el contrario, vemos maltrato a los docentes, se los culpabiliza de lo mal que está la educación y les bajan la autoestima.  En su opinión: ¿Qué incidencia tiene la relación del maestro con sus alumnos sobre la calidad educativa? ¿Qué tendría que cambiar en esa relación para asegurar una educación de calidad a nuestros estudiantes? Y ¿por dónde empezar el cambio?

LJC: Necesitamos abrir espacio para la vocación magisterial. Si al maestro no lo respalda una auténtica vocación, no hay maestro ni hay por qué hablar de educación.  Y la vocación no se encuentra necesariamente vinculada con una disciplina determinada.  Tiene que ver con el estudiante, que es un previo desconocido.  Enseñar sabiendo que no todos los muchachos tienen el mismo grado de atención, ni el mismo tipo de interés por el estudio, ni el mismo grado de inteligencia.  Si a uno no le interesa realmente estos requisitos, no hay vocación que respalde la enseñanza.  Hay que estar en condiciones de trabajar con muchachos que no tienen confianza asegurada en su propio ritmo intelectual.  Necesitamos que el alumno pueda recibir el conocimiento con alegría.  Necesitamos ayudarlo a que se cosidere "persona"; a valorar su opinión.  Muchos de esos logros son fruto de conversaciones con el alumno, y no de clases sobre una determinada disciplina.  Para ofrecer enseñanza de calidad, el maestro necesita conocer al alumno.

Bajo la lupa (Lima-Perú), mayo de 2010. "Si no hay auténtica vocación, no hay maestro ni hay educación".
Imágenes: educacion.laguia2000.com, napa.com.pe

viernes, 31 de agosto de 2012

Darwinismo VII (final)

La evolución y la genética



Los avances de la genética no solo han servido para confirmar las teorías de Darwin, sino también para corregir sus errores.

En varias ocasiones hemos tratado en esta página el tema de la evolución.  Hemos insistido en que ya no se trata de una teoría, sino de un proceso comprobado que ha dado lugar a una rama de la biología en constante expansión.  A partir del descubrimiento de la estructura del código genético por Watson y Crick en 1953, la ciencia de la evolución ha tomado una nueva dimensión.

Muchas de las cosas que propuso Darwin por intuición fueron comprobadas.  Los conocimientos se fueron acumulando.  Después de Darwin, Mendel estableció matemáticamente la manera en que se transmite la herencia.  Hasta el descubrimiento del ADN no se sabía cómo las características físicas de los padres se transmiten a los hijos.  Tras el descubrimiento del ADN, las herramientas de la genética han permitido revisar los postulados de Darwin y de Mendel, y establecer cómo los genes determinan la herencia.

La acumulación de estos conocimientos ha servido para confirmar un postulado que Darwin planteó instintivamente: el origen común de todos los seres vivientes.  Hoy sabemos que tenemos el mismo número de genes que un ratón y que la mayoría de ellos no son comunes.  También sabemos que no necesitamos genes nuevos para crear una especie: lo que causa la variación es la manera en que se activan.  El mecanismo de esta activación es la clave de las diferencias.


Errores de Darwin

Es asombroso cómo Darwin intuyó los procesos de la evolución; pero al no conocer los mecanismos, cometió errores.  Entre otras cosas creyó que era posible transmitir características adquiridas durante la vida.  También pensó que la herencia era el producto de una "mezcla de características".  Gregor Mendel (1822-1884) demostró que la herencia es una combinación de características individuales provenientes de padres y abuelos.  El mecanismo de la transmisión de estas unidades "discretas" de información era imposible de explicar antes de descifrar el código genético.


El ADN


Hoy sabemos que el código genético es el que lleva las instrucciones: más de 3200 millones de ellas. Estas instrucciones están, como en el código morse, en forma lineal en base a cuatro letras AGCT (adenina, guanina, citosina y timina) que dan las instrucciones para construir las proteínas con las cuales se arma el ser viviente.  Darwin no lo sabía, por lo que no pudo intuir la forma "discreta", por secciones específicas del organismo, en que se transmite la herencia, que descubrió Mendel.

Sin embargo, la propuesta de Darwin es válida, y las variaciones dieron lugar a la selección natural, que es la base de la evolución.  El término "la superviviencia del más apto", aunque no es de Darwin sino de Herbert Spencer, describe bien el proceso de la evolución.  La parte que no pudieron saber Darwin, Mendel o Spencer antes de descifrar el código genético es el proceso que hace posible la evolución.


Picos y canciones



Cuando Darwin visitó las islas Galápagos observó que los pinzones habían desarrollado picos adecuados al tipo de alimento que tenían.  Sus picos varían de acuerdo con el alimento.  Los picos gruesos, cortos y fuertes para romper semillas duras, los largos para extraer semillas pequeñas.  La genética ha demostrado que el gen que determina la forma del pico en los pinzones es común a otras especies y que, en cierto tipo de peces cuya mandíbula varía según el alimento, el responsable de la variación es el mismo gen.

También se ha descubierto que el gen que determina la habilidad de ciertas aves para aprender el canto es el mismo que controla en los humanos la habilidad de adquirir el habla.  El factor clave no resulta ser el gen sino el grado en el cual es activado.  Haciendo una comparación con el automóvil, la adherencia siempre la da el neumático, pero el grado de ahderencia lo da su tamaño, forma, presión y composición de su banda de rodamiento.  No es que la jirafa tenga un gen especial para tener el cuello largo, es el mismo gen que controla la longitud del cuello en otras especies, solo que está más activado.

En la época de Darwin era imposible observar esta relación de causa y efecto, que se pudo descubrir solo cuando fueron secuenciados los códigos genéticos de diversos organismos.  Recién en las últimas décadas se ha descubierto que genes específicos actúan sobre partes específicas de los organismos y que la diferencia está en el nivel de activación de las instrucciones que llevan.


Ojos azules



Un ejemplo de la evolución por adaptación al medio ambiente que sorprenderá a muchos es el de los pigmentos.  En especial el color de los ojos, que es muy reciente y es consecuencia de circunstancias geográficas y climáticas.  Los genetistas han descubierto que la aparición de los ojos azules es una mutación que surgió recién hace unos 10000 años.  El color de los ojos lo determina solo una letra del código que está dentro del gen llamado OK2, que maneja los pigmentos, y se encuentra en el cromosoma 15.

El cambio genético que dio lugar a esta mutación se debió al clima.  Cuando los primeros humanos llegaron a las regiones nórdicas de Europa, por falta de sol sufrían de deficiencia de vitamina D, que podía ser compensada recibiendo una mayor radiación ultravioleta proveniente del sol.  Para recibir más luz solar había que disminuir el pigmento de la piel, que de paso reducía el pigmento de los ojos.  Sobrevivieron aquellos que tuvieron menos pigmento, los más blancos, y de paso se ganaron los ojos azules.  Como signo de una mayor probabilidad de superviviencia, los ojos azules resultaron ser un atractivo en la selección sexual, porque iban acompañados por características que permitían absorber mayor vitamina D, favorable en latitudes de poco sol.


Darwin hoy

A pesar de la oposición de los fundamentalistas religiosos a la evolución, esta ha dejado de ser una teoría para convertirse en una rama de la biología.  Hoy sabemos lo que Darwin intuyó: todos descendemos de un solo organismo primitivo; pero sabemos mucho más.  Tenemos genes comunes en todas las especies, que determinan características que son comunes en todas ellas.

Experimentos hechos con genes de peces, mantarrayas, han demostrado que sus aletas están gobernadas por los mismos genes que determinan la forma de los brazos y las manos en los humanos, las patas de los ratones y las alas de los murciélagos.  Los genes determinan la parte del organismo cuyas instrucciones llevan, mientras minúsculos detalles determinan  el grado en que son activadas determinadas características.

Es asombroso que Darwin intuyera el proceso de la evolución, pero tuvieron que pasar más de 100 años hasta que supiéramos qué mecanismos la hacen posible.

Unger, T.  "La evolución y la genética".  En El Comercio (Lima-Perú), 29.11.11
 Imágenes: vidasana.lapipadelindio.com, equilibrocosmico.blogspot.com, revistadeletras.net, lacienciaysusdemonios.com

miércoles, 15 de agosto de 2012

Darwinismo VI

Factores evolutivos

Según la teoría sintética de la evolución, la vida se desarrolla y varía sin dirección o propósito, por el efecto aleatorio de los factores evolutivos.  Dentro de estos factores, la selección y la deriva genética son considerados por los científicos como los más importantes.
 


Selección natural

En una población animal, los individuos con mayor probabilidad de reproducirse son los que, por sus características, están mejor adaptados a los llamados factores de selección que existen en un hábitat determinado.  Estos factores pueden ser de carácter abiótico -en función de la humedad o la temperatura- o biótico -relacionados con otros seres vivos, como predadores y parásitos-.  La capacidad de un individuo para contribuir a la reserva genética de la próxima generación se conoce como aptitud, mientras que la influencia de los factores de selección en una población se denomina presión evolutiva.  La selección estabilizante ocurre cuando una población está tan bien adaptada a su medio ambiente que los mutantes son constantemente eliminados.  La selección transformadora se produce cuando, debido a las cambiantes condiciones del medio ambiente, la presión evolutiva favorece a los individuos con ciertos alelos, aumentando su proporción en la población.  En el caso de la selección disruptiva, simultáneamente se favorecen los dos extremos de la distribución de un carácter biológico -por ejemplo, se benefician por igual los individuos pequeños y grandes por sobre los de tamaño medio-.  Esta situación puede llevar a una división de la población en dos especies distintas.


Deriva genética

El término "deriva genética" se refiere a un cambio aleatorio en la diversidad genética de una población.  Esto ocurre, por ejemplo, cuando sólo unos pocos individuos de una población grande migran a una nueva área.  Estos "individuos fundadores" representan una selección aleatoria de genotipos.  Por lo tanto, se hace más probable un cambio aleatorio de la reserva genética cuanto más pequeña es la población.  La deriva genética también puede ocurrir cuando parte de una población es destruida de pronto.  Por ejemplo, durante una catástrofe natural pueden morir una gran cantidad de miembros, sin importar lo bien o mal adaptados que estuvieran.  Las características genéticas de los individuos supervivientes será azarosa, por lo que la reserva genética derivará de igual modo.


 National Geographic (2010).  Gran Enciclopedia del Saber.  La Evolución. Lima: El Comercio.
Imágenes: fisicazone.com


jueves, 2 de agosto de 2012

Darwinismo V

El azar es la melodía de la evolución. De qué manera una mutación altera el ADN es una cuestión fortuita.  Qué características de un par de progenitores aparecerán en sus descendientes como consecuencia de la mezcla sexual de su ADN es una cuestión aleatoria.  El encuentro de los individuos que se aparean es cuestión de azar, del mismo modo que queda en manos del azar qué ambiente seleccionará los organismos cambiados. Por tanto, las raíces de la vida están profundamente enterradas en el azar.


Mariposas



Hace algunos años, ciertas polillas o mariposas nocturnas prosperaban en los alrededores de Birmingham, Inglaterra.
Medraban en los troncos de los abedules sobre cuya corteza eran casi invisibles, en especial para las aves que se alimentan de ellas.
Con el paso del tiempo, creció en gran manera la industria de Birmingham, y el hollín suspendido en la atmósfera fue oscureciendo los árboles y haciendo patentes, en consecuencia, a las mariposas. Sobre las ahora oscuras cortezas, resultaban muy visibles para las aves. En vista de ello, la población de polillas, con el transcurso de las generaciones, disminuyó hasta casi la extinción.
Durante este periodo se observó una ocasional polilla oscura, variedad que pasaba inadvertida sobre la oscura corteza de los árboles.
Su número creció rápidamente y, al fin, estas nuevas polillas llegaron a ser abundantes en la región.
Esta verídica historia pone de manifiesto la relación existente entre los organismos y el ambiente. Las cortezas oscuras y los pájaros predadores constituyen un ambiente que ha actuado en contra de las polillas claras causando la disminución de sus poblaciones.  Una mutación fortuita ocurrida en este lapso de tiempo produjo una polilla oscura. Al principio, cuando los árboles eran claros, esta mutación debió ser desfavorable, pero ahora resultaba beneficiosa para dichas polillas oscuras, que podían aparearse y tener descendencia, de modo que tanto ellas como sus descendientes prosperaron. El efecto conjunto de un ambiente cambiante y unas mutaciones fortuitas produjeron el cambio completo del carácter de una población.


Las bacterias también


Las bacterias son excelentes modelos experimentales para estudiar los cambios que jalonan la evolución, es decir, de la selección natural. Constituyen líneas puras, o sea, todos los individuos de una población son idénticos porque proceden de una célula única y, por otro lado, cada quince minutos se origina una nueva generación, de modo que es posible observar poblaciones durante muchas generaciones en un tiempo razonable.
Se coloca una población pura de bacterias en un matraz, en unas condiciones de laboratorio semejantes a las que Birmingham deparó a sus polillas, o sea, créandoles un ambiente desfavorable. Para ello se añade una gota del antibiótico estreptomicina al caldo de cultivo.
Ello supone una catástrofe para las bacterias, ya que dicho medicamento las mata. El crecimiento se detiene en seguida y las células comienzan a morir. Al cabo de pocas horas parece que todas las células han muerto.
Cabría realizar determinada prueba para averiguar si alguna célula continúa viva y en tal caso se encontrarían unas pocas células con vida (cerca de 10, por ejemplo) entre los millones de células muertas. Se podría demostrar, además, que cada una de dichas raras células vivas es capaz de multiplicarse bastante bien en presencia de la estreptomicina.
El medicamento ya no causa daño alguno y este carácter de resistente a la estreptomicina se hereda: todas las generaciones descendientes de aquellos pocos supervivientes heredan la resistencia al fármaco.
¿A qué se debe este fenómeno? En estas poblaciones tan grandes de bacterias (muchos millones de células) existe una considerable posibilidad -quizá de una entre diez millones- de que las células sufran una mutación que las haga resistentes a la estreptomicina. Lógicamente, tal mutación ocurrirá tanto si la estreptomicina está presente como si no la hay. Si no hubiera estreptomicina, no se sabría que ha ocurrido dicha mutación. Pero en presencia de estreptomicina, prevalecen los organismos resistentes porque tienen una ventaja selectiva y, por tanto, dichas células resistentes a la estreptomicina pueden dividirse hasta llegar a ser dominantes en la población; en cambio, las bacterias originales mueren porque no están preparadas para sobrevivir en aquel ambiente particular. Esta historia es en esencia idéntica a la de las polillas.
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La evolución de la naturaleza


Los ejemplos considerados pueden catalogarse de evolución domesticada. Hay una clara relación entre un simple cambio en una población y la selección a favor o en contra de dicho cambio.  Las criaturas que se utilizan en el laboratorio son, esencialmente, cepas puras, al menos hasta la introducción de una mutación.
En el mundo natural, aunque son aplicables los mismos principios, la situación es más complicada. Raramente se encuentras líneas puras en la naturaleza. De hecho, lo que ya sorprendió a Darwin, y lo que debería sorprender a toda persona cuando contempla la naturaleza, es la gran variedad de formas vivientes. Pero no solo la variedad de los distintos tipos, especies o criaturas sino también la variedad dentro de las especies. Casi todos los caracteres que son susceptibles de medirse en una especie muestran gran variación. Incuslo en la especie humana ocurre esto: aunque todos los hombres son humanos, varían muchísimo de unos a otros; y en otros animales sucede lo mismo: el espesor del pelo, la velocidad de la carrera o el salto, la forma y el tamaño de la dentadura, la altura y el peso, la fuerza, el sentido de la vista y el olfato, la atracción por el sexo opuesto, todo varía dentro de un amplio margen.
Si se midiera uno de estos caractres en una cepa pura de ratones de laboratorio, no se encontraría diferencia, todos los animales resultarían idénticos.
La variedad permite trabajar a la evolución. Aunque Darwin y Wallace desconocían la causa de la variación -la mutación y la mezcla sexual del ADN- valoraron su importancia y desarrollaron, a partir de ella, su teoría.
Ahora es posible fundamentar la idea de que determinada población en un momento de la historia de su desarrollo lleva en su ADN gran número de cambios acumulados.
La población es el receptáculo de todos los cambios pasados y de todas las selecciones efectuadas por el ambiente, lo cual explica la gran variedad de los individuos dentro de una población y sobre esta variación actúa la selección en el posterior desarrollo de aquella.
Considérese, por ejemplo, únicamente una variable: la capacidad para la carrera. Entre los grandes rebaños que pastan en una pradera habrá gran variedad de velocidades extremas. Con gran número de leones acechando desde los márgenes, los corredores más veloces tendrán mayor probabilidad de sobrevivir y de reproducir su clase, de modo que, a lo largo de muchas generaciones, y suponiendo el ambiente estable, el rebaño se habrá enriquecido relativamente en animales más veloces, con lo cual aumentará, además, la velocidad media del rebaño.
Cabe asimismo, examinar las fuerzas subyacente a la aparición de otros caracteres:

Cambio ambiental                                      La selección favorece


De selva a pradera abierta                             Patas aptas para correr
De pradera a pradera con predadores                Patas más aptas para correr
De suelo de la selva a copa de los árboles        Extremidades más ágiles para colgarse de las ramas
De tierra al aire                                           Huesos más ligeros; extremidades más largas y plumas
Del calor al frío                                           Pelaje más robusto
De comer carne a comer hierba                       Dientes más cortos y planos



¿Tiene un propósito la evolución?


Uno de los problemas que se presenta al intentar comprender la evolución proviene de que parece que los cambios observados obedecen a un propósito o son intencionados cuando, en realidad, los únicos mecanismos desencadenantes son los acontecimientos fortuitos. Por ejemplo, si los animales de un medio, donde además abundan otros animales más pequeños, desarrollan gradualmente dientes para comer carne, el cambio tiene un sentido: sus descendientes podrán devorar a los otros animales porque se lo permitirá una dentición carnívora. Esto parece tener un propósito, como si el medio dirigiera a los animales a aprovecharse del cambio. En realidad, esta manera equivocada de pensar llevó a T.D. Lysenko, Stalin, Kruschov y a toda la Unión Soviética a interpretar un sainete científico que duró casi treinta años. Puesto que no se concibe como un ambiente puede incitar al cambio a determinada población animal es razonable esperar que así ocurra. Más bien hay que pensar que una población posee gran variedad de formas y tamaños de dientes en virtud de la acumulación de cambios fortuitos. A cada vuelta de la rueda generacional, los animales con más adecuada estructura dental para matar animales y devorar su carne tendrán mayor oportunidad de sobrevivir y dejar descendencia. De forma gradual, con el transcurso de la selección durante muchas y muchas generaciones, aparecerá una especie animal carnívora. Este proceso carece por completo de propósito.
La palabra "selección" resulta quizá engañosa ya que connota precisamente propósito. El ambiente es totalmente pasivo, pues no causa la aparición de los cambios favorables o desfavorables. Los cambios ocurren de forma espontánea (mutación y mezcla sexual), y una vez producidos pueden contribuir a que el animal utilice mejor su ambiente.
Volviendo, por un momento, a las polillas, entre una gran población de polillas blancas la aparición ocasional de una polilla oscura fue un suceso puramente fortuito, no relacionado con "necesidad" alguna. Dicho acontecimiento pudo ocurrir con la misma probabilidad durante el periodo de árboles blancos que en el subsiguientes periodo de árboles oscuros. Los árboles no dirigieron la aparición de la mutación oscura, pero, si por azar, la polilla variante apareción durante el periodo de árboles oscuros, tuvo muchas más probabilidades de sobrevivir y de producir descendencia oscura.

Hoagland, M. (1985). Las raíces de la vida. Barcelona: Salvat.
 Imágenes: filatelissimo.com, extension.org, ciencialimada.org.ar, fotonatura, org
 

jueves, 12 de julio de 2012

Darwinismo IV

Darwin y la modernidad




Nunca escuché, en mi época de estudiante, nada sobre Darwin en la universidad y siempre me he preguntado por qué este desinterés, ya que El origen de las especies es un libro tan fascinante como seguramente lo son Órbitas celestes de Copérnico y El capital de Marx, que desestabilizaron o desmoronaron los discursos dominantes de su tiempo.  Estos autores articularon ideas, algunas de discursos ya dichos, muy anteriores, de una manera coherente y orgánica hasta aparecer como los míticos fundadores de teorías que revolucionaron sus épocas.  Quizá Herbert Spencer, su contemporáneo, no le hizo ningún favor cuando formuló el "darwinismo social".

Pero nada le resta méritos a Charles Darwin, quien nació en Shrewsbury, un 12 de febrero de 1809, hace ya 200 años, y murió en Down, en 1882.  Estudió Medicina y Teología, como era usual, pero investigó en el estilo de la época, como Alexander von Humboldt, viajando por el mundo.  Participó en el fabuloso viaje del HMS Beagle, entre 1831 y 1836, recorriendo mares, islas, territorios, observando rocas, plantas y animales, tomando notas y dibujando.




Tenía escasos 22 años cuando inició el viaje.  Regresó muy transformado, como iluminado, con otro talante, tanto que su padre encontró que hasta la forma de su cabeza había cambiado.  Esta experiencia fue fundamental para sus investigaciones futuras, pero también lo es la manera como organizó su información, la procesó y progresivamente la difundió como construyendo su propio y delicado consenso social.  Vivió en una sociedad aristocrática, de religión anglicana, respetuosa de las reglas y de las verdades reveladas.  En 1838 lee a Robert Malthus, que lo ayuda a disipar sus dudas sobre su propia teoría.  En 1839 publica su Diario de viaje, luego sus observaciones geológicas, botánicas y zoológicas, hasta progresivamente presentar sus ideas como un nuevo discurso científico.

En 1842 escribió 32 páginas al respecto.  Luego, en el verano de 1844, las amplió a 230.  Pero, inmediatamente, volvió al ritmo mesurado de sus publicaciones científicas sobre el mundo mineral, vegetal y animal.  Hasta que en 1858 la situación se volvió propicia, ya que el meollo fundamental de su teoría -la selección natural- fue formulada por un joven naturalista, Alfred Russell Vallace, a partir de sus observaciones y estudio en la isla Ternate, en las Malucas.

Esto obligó a Darwin a dejar la discreción e iniciar así la difusión sistemática de sus ideas, que ya las había concebido 20 años atrás.  Los acontecimientos se precipitaron y termina escribiendo lo que consideraba un fragmento de su obra: "Mi trabajo está ahora (1859) casi terminado; pero, como todavìa me llevará varios años completarlo y como mi salud está lejos de ser fuerte, se me ha instado a publicar este fragmento".  Fragmento llamaba a su libro sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, que se puso a la venta el 24 de noviembre de 1859 y los 1250 ejemplares se vendieron el mismo día.  La segunda edición apareció días después.



¿Por qué esta sorprendente avidez por leer un libro científico tan bien construido y mejor escrito? Las razones son muy simples: el libro negaba la concepción clásica sobre el inmovilismo de la naturaleza, que nada había cambiado desde la creación, para mostrar contrariamente que todo había evolucionado. ¿Cómo es que se había dado este enorme salto del inmovilismo al evolucionismo moderno? El libro de Michel Foucault, Las palabras y las cosas, de 1966, a pesar de su desafiante hermetismo, muestra con claridad este tránsito.

Entre fines del siglo XVIII y las primeras décadas del XIX, las disciplinas clásicas como la Historia Natural, la Gramática y el Análisis de la Riqueza se convierten en Biología, Filología y Economía política.  Se pasaba así de un discurso dominado por la religión, las verdades reveladas, al discurso moderno.  En otras palabras, había nacido la modernidad, y el libro de Darwin era casi la consagración de ese gran paso hacia una sociedad secular, emancipada, abierta al uso de la ciencia, la tolerancia y el racionalismo.

No es que se haya pasado del inmovilismo al evolucionismo por la sola genialidad de un naturalista, sacrificado viajero, como Dawin.  Él mismo lo reconoció en una reseña que precedía a su libro: "Por lo que toca a la mera enunciación del principio de la selección natural, importa poco que el profesor Owen me haya o no precedido, porque a ambos se nos anticiparon hace tiempo, como lo muestra esta reseña histórica, el Dr. Wells y Mr. Matthews".  La dimensión histórica se había incorporado en el nuevo discurso científico, sea la Biología, la Filología o la Economía Política, que ahora buscaban sus explicaciones en los procesos de cambio, progreso, evolución y allí constatamos que Charles Darwin era un auténtico hombre de su tiempo.  Constructor y producto de la modernidad.


Burga, M. Darwin y la modernidad. En: La República (Lima-Perú), 19.02.2009
Imágenes: biografiasyvidas.com, historiageneral.com, taniguzman207.wordpress.com 

viernes, 11 de mayo de 2012

Darwinismo III


Los seres vivos y los mecanismos creados artificialmente sólo presentan semejanza entre sí cuando se los considera como acabados, sin pensar en su origen, pero en cuanto se plantea este problema, aparece con claridad una diferencia fundamental entre la máquina y el organismo, y resulta desde todo punto de vista evidente que se trata de dos sistemas que difieren cualitativamente entre sí.

Esta comprobación se explica por el hecho de que el origen de la vida y la aparición de las máquinas han tenido lugar históricamente en periodos de la evolución de la materia muy alejados uno del otro.

Podemos indicar las etapas esenciales de esa evolución de la formación de la tierra hasta nuestros días. Durante las primeras centenas de millones o miles de millones de años de su existencia, nuestro planeta era inanimado, y todos los procesos que se desarrollaban en él obedecían únicamente a las leyes físicas y químicas. Esa etapa de la evolución de la tierra puede ser llamada etapa inorgánica o abiogenética. Luego apareció la vida en la tierra y comenzó una nueva etapa, biológica, de la evolución. Entonces, a las antiguas leyes físicas y químicas se agregaron las biológicas, que adquirieron una importancia primordial en la evolución progresiva de los seres vivientes. En la cúspide de esa evolución se sitúa la aparición del hombre, que inauguró una tercera etapa, social, de evolución. Las leyes biológicas pasaron a segundo plano, y las de la evolución de la sociedad humana adquirieron un papel predominante.

Con el comienzo de cada nueva etapa, con cada nueva forma de movimiento de la materia, se aceleraron las cadencias de su evolución, y este hecho tiene una importancia muy particular. Si el periodo abiogenético de la existencia de la tierra se prolongó durante varios miles de millones de años, las modificaciones decisivas de la evolución biológica sólo necesitaron centenares, e inclusive decenas de millones de años. La evolución del hombre apenas ocupó un millón de años. Las transformacoines sociales, a su vez, ses efectuaron durante varios milenios o varios siglos solamente, pero en la época actual comprobamos, en pocos decenios, cambios esenciales en la sociedad humana.

No cabe duda de que el hombre no cambió mucho, en términos biológicos, desde Aristóteles, pero desde hace apenas un centenar de años adquirió un asombroso poder sobre la naturaleza. Puede desplazarse sobre la tierra con más velocidad que un ciervo, nadar mejor que pez alguno y volar a más velocidad y más lejos que ningún ave. Y ello no se debe al hecho de que haya obtenido alas, aletas natatorias y branquias durante ese periodo. El poder adquirido por el hombre es el resultado de una evolución social, no biológica. Las máquinas, en particular, que desmpeñan un papel especial en la domesticación de las fuerzas de la naturaleza por el hombre, son el fruto de esa evolución, pues el hombre sólo pudo crearlas asimilando la experiencia secular de las generaciones precedentes, y sólo sobre la base de la vida social.

Por lo tanto, las máquinas no son simplemente sistemas orgánicos que funcionan según las leyes físicas y químicas. Han surgido de la forma social del movimiento de la materia, superior a la forma biológica. Por eso no podemos entender su verdadera naturaleza si no estudiamos su origen.


Oparin, A. (1984). El origen y la evolución de la vida. México: Cartago 
Imágenes: nodo50.org, buddhachannel.tv