sábado, 3 de marzo de 2012

Darwinismo


Blanco favorito y obsesivo de conservadores, reaccionarios e iglesias protestantes, particularmente de "Los Testigos de Jehová", es la teoría de la evolución propuesta por el eminente Charles Darwin: uno de los tres o cuatro científicos que de veras han conmocionado la historia de la cultura, de la ciencia y del conocimiento humanos. Atacada desde diversos lados, incluso desde el "conservadurismo darwinista", las propuestas básicas de la teoría de la evolución se siguen abriendo paso para darnos una comprensión más profunda del desarrollo de la materia viva. A continuación, algunos textos sobre esta indispensable propuesta, que a la vez constituyen un homenaje.




Darwin (I)



La estructura de la teoría de la evolución



Se llama teoría a una serie sencilla de proposiciones que suministran un gran número de explicaciones. Einstein apuntaba que "una teoría es más impresionante cuanto mayor es la simplicidad de sus premisas, cuantas más clases distintas de cosas explica y cuanto más extenso es su ámbito de aplicación". Aunque no se estaba refiriendo a la teoría de la evolución, su afirmación no podía haberse explicado a ésta con mayor propiedad. Para todo lo que pretende explicar, la teoría de la evolución se basa en la interacción de cinco fenómenos básicos:
Herencia: Todos los organismos vivos (fenotipos) son producto de la interacción de su material génico (genotipos) con el medio ambiente en que se desarrollan (ontogénesis); este material génico (genes, cromosomas) suele permanecer inalterable de generación en generación. Sin herencia no puede haber cambios acumulativos.
Mutación: El material génico sufre cambios ocasionales que son heredables. Sin mutaciones no existiría una fuente continua de cambio (en las formas sin cultura).
Selección: Todas las líneas génicas no se reproducen por igual, y las causas de estas diferencias pueden ser constantes por largos períodos. Sin elección no habría direccionalidad en los cambios acumulativos.
Aislamiento: Por diversas razones intrínsecas y extrínsecas, no todas las líneas génicas tienen libertad de cruzarse y reamalgamar así continuamente sus diferencias. Por ejemplo, algunas poblaciones no se cruzan porque están separadas bien en el espacio, bien en el tiempo (razones extrínsecas); y otras son tan diferentes génicamente (intrínsecamente) como para impedir la hibridación. Sin aislamiento no habría más que una sola especie.
Deriva: El material génico se pierde a veces por accidentes, que, por definición, ocurren al azar, es decir, no son repetitivos. El principal efecto de la deriva génica es la reducción de la influencia de la selección, en particular en poblaciones muy pequeñas; la evolución, desde luego, también se produciría sin deriva.




Estos cinco fenómenos han sido demostrados una y otra vez y pueden seguir demostrándose a voluntad, lo mismo que algunas de sus interacciones. Ninguna cosa viva ha demostrado carecer de ellos, o no se sospecha que pueda carecer de ellos. Por consiguiente, es posible describir tales fenómenos como base fáctica de la evolución.
Así, la teoría de la evolución es la proposición según la cual los efectos e interacciones de estos cinco fenómenos en la sucesión de ambientes en los que los organismos han vivido dan cuenta de las características e historia de todas las formas de vida. (...)
De los cinco componentes fundamentales del proceso evolutivo, la selección natural -o, dicho de otro modo, la reproducción diferencial de las variantes génicas- se acepta en general como su principal fuerza directriz. Las razones para tal aceptación, que no suelen discutirse, a mí me parece que son como mínimo tres. Primero, alterando las direcciones de la selección se alteran siempre las direcciones de cambio en los organismos, lo cual indica que la velocidad del cambio evolutivo no depende de la frecuencia de aparición de las mutaciones. Segundo, las causas de la mutación y las de la selección parecen ser independientes. Y tercero, sólo las causas de la selección son consistentemente direccionales durante largos períodos y, en consecuencia, sólo ellas pueden explicar los cambios direccionales a largo plazo.








Alexander, Richard (1987). Darwinismo y asuntos humanos. Barcelona: Salvat
Imágenes: laantropologiaencanoa.blogspot.com, mas-alla-de-somosaguas.blogspot.com, francisthemulenews.wordpress.com





Darwin (II)


Un genio de la biología


Los dos grandes genios creativos de la biología del siglo XX fueron dos mujeres. La segunda de ellas, Lynn Margulis, murió en noviembre a los 73 años, dispensando así a la Academia sueca del papelón de tener que darle el premio Nobel a los 81, como ya tuvo que hacer con la primera, Barbara McClintock. Margulis hizo la mayor contribución a la teoría de la evolución desde Darwin, y lo siento por quien crea que exagero: va a tener que seguir leyendo.
Darwin siempre supo que las discontinuidades eran la mayor objeción que cabía oponer a su teoría de la evolución. La selección natural --el mecanismo evolutivo descubierto por el naturalista-- era un proceso gradual y parsimonioso, como la geología de su mentor Charles Lyell, mientras que las especies suelen aparecer ante nosotros como entidades estables y discretas, tanto en el campo como en el registro fósil. La gran dificultad que le atormentó toda su vida hasta hacerle "tambalear" fue la mayor de las discontinuidades conocidas en su época, la explosión cámbrica, o aparición súbita (en las escalas de los geólogos) de la vida animal en toda su exuberante variedad. Pero eso es solo porque no llegó a conocer un salto todavía más profundo: el origen de la célula eucariota. Porque ésa sí que hubiera sido su gran pesadilla.
Y hubo que esperar 108 años desde la publicación de 'El origen de las especies' hasta que Lynn Margulis resolvió esta cuestión fundamental.
Durante sus primeros 2.000 millones de años, la Tierra solo estuvo poblada por bacterias y arqueas, que son células simples, y solo después apareció la célula eucariota de la que estamos hechos todos los animales y las plantas, y que es mucho más compleja que sus predecesoras: tiene el genoma organizado dentro de un núcleo y consta de distintos compartimentos con funciones especializadas, como las mitocondrias que procesan la energía en nuestras células, y los cloroplastos que la obtienen de la luz solar en las plantas. No hay formas intermedias entre las bacterias y las células eucariotas, ni evidencias de una transición gradual entre ambas. El que tal vez constituya el mayor acontecimiento evolutivo de la historia de la vida se había quedado, por tanto, huérfano de una explicación evolutiva.
Fue Lynn Margulis quien percibió con toda claridad que la célula eucariota se originó como una asociación de bacterias y arqueas. Y que todavía lo es. Las mitocondrias de nuestras células son antiguas bacterias de vida libre, que de hecho conservan aún su propio genoma. También los cloroplastos que permiten a las plantas vivir de la luz solar provienen de primitivas bacterias autónomas que ya sabían hacer eso 3.500 millones de años atrás, en los albores de la vida terráquea. Nuestro propio genoma nuclear es en sí mismo una sociedad, puesto que tiene partes de arquea y partes de bacteria, y cada una se dedica a una función singular. La teoría de Margulis explicó de un plumazo el misterio de la súbita aparición de la célula eucariota, la gran dificultad que --de haberla conocido-- hubiera atormentado a Darwin.
Como ocurre a menudo con los saltos conceptuales, Margulis tuvo que aguantar lo que no está escrito desde 1967, cuando logró publicar su teoría en una revista de biología teórica --disciplina que no existe, o no mucho--después de que lo rechazaran otras 15 revistas científicas. La teoría encajaba con los hechos, pero no con los prejuicios. El gradualismo darwiniano se había convertido en una especie de código de la circulación, y la calle por la que quería meterse Lynn estaba prohibida.
En ciencia, por ventura, las teorías correctas se acaban imponiendo bajo el peso abrumador de los hechos. Espero que Lynn se haya muerto sabiendo que tenía razón.








Sampedro, Javier (2012). Un genio de la biología. En: Blog Simetrías
Imágenes: issep.org, alasombradelasabina.blogspot.com