domingo, 1 de octubre de 2017



Soledad III

A lo mejor sí estamos solos


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En las últimas décadas, cada vez más astrónomos han incitado la visión de que civilizaciones alienígenas podrían estas dispersas entre las estrellas como granos de arena, aisladas unas de otras por el vacío del espacio interestelar. Sólo en la galaxia a la que la Tierra pertenece, la Vía Láctea, expertos han estimado la existencia de un millón de sociedades avanzadas.

Este credo extraterrestre ha dado lugar no sólo a innumerables libros, películas y programas de televisión -para no mencionar a anfitriones de Klingons, Wookies y Romulans- sino a una cacería científica que utiliza enormes antenas para escanear el cielo en busca de débiles señales de radio enviadas por alienígenas inteligentes.

Ahora, dos científicos prominentes dicen que el conocimiento convencional es erróneo. La búsqueda de los extraterrestres, añaden, tiene muchas probabilidades de fallar.

Sobre la base de nuevos hallazgos en los campos de la astronomía, geología y paleontología, ambos argumentan que los humanos podrían estar solos, al menos en la vecindad estelar, y, tal vez, en el cosmos entero. Indican que la ciencia moderna muestra que la composición y estabilidad de la Tierra son extraordinariamente fuera de lo común. Casi en todos los demás lugares, los niveles de radiación son demasiado altos, los elementos químicos correctos no se encuentran en abundancia, los planetas hospitalarios son muy pocos y la lluvia de rocas asesinas demasiado intensa para que la vida pueda haber evolucionado hacia comunidades avanzadas. Los microbios alienígenas podrían sobrevivir en muchos sitios como una especie de delgada capa cósmica, dicen, pero no como extraterrestres lo suficientemente civilizados con desarrollo tecnológico.

Su libro "Extraña Tierra" ("Rare Earth"), lanzado el mes pasado, ha sido tanto criticado como alabado, por algunos de sus detractores diciendo que los autores han realizado ellos mismos especulaciones simplistas sobre la adaptabilidad de formas de vida y quienes lo alaban lo llaman "brillante" y "valiente".




"Finalmente hemos dicho lo que muchos han pensado desde hace bastante tiempo: que formas de vida compleja son, al menos, poco frecuentes", señaló el Dr. Peter D. Ward de la Universidad de Washington, un paleontólogo especializado en extinciones masivas cuyo trabajo previo incluye "El llamado de los mamuts distantes" (Springer-Verlag, 1997). "Y, para nosotros, la posibilidad de vida compleja podría ser una idea desgastada".

El otro autor del libro es el Dr. Donald C. Brownlee de la Universidad de Washington, un conocido astrónomo, miembro de la Academia Nacional de Ciencias y jefe científico de la Misión Stardust destinada a capturar polvo interplanetario e interestelar, perteneciente a la NASA y con un presupuesto de US$ 166 millones.

"La gente dice que el Sol es una estrella típica", indicó en una entrevista. "Esto no es cierto". El Dr. Brownlee añadió: "Prácticamente todo medio ambiente del universo es terrible para la vida. Es sólo en ciertos sitios paradisíacos como la Tierra donde puede existir".

El Dr. Geoffrey W. Marcy de la Universidad de California, en Berkeley, líder en la investigación de planetas alrededor de otras estrellas, 31 de las cuales han sido halladas hasta el momento, comentó sobre "Extraña Tierra" que probablemente iniciará una revolución en el pensamiento sobre la vida extraterrestre.

"Es brillante", declaró el Dr. Marcy en una entrevista. "Delinea muchas cosas sobre las que he estado pensando pero realiza un trabajo con mucha más credibilidad al enumerar y explicar los distintos temas". Por ejemplo, dijo, muestra cómo los planetas gigantes descubiertos hasta el momento fuera del sistema solar son un mal signo para el desarrollo de vida compleja.

"Es valiente", añadió el Dr. Marcy. "Es poco común dentro de la literatura y la ciencia tomar una actitud que vaya tan en contra de lo establecido".

La idea de que la presencia de civilizaciones extraterrestres es generalizada apareció en términos científicos hace cuatro décadas.



El Dr. Frank D. Drake, entonces un joven astrónomo en un observatorio federal en West Virginia, fue el primero, en 1960, en escanear el cielo en busca de débiles señales alienígenas, a quien pronto se le unieron expertos que compartían sus ideas, incluyendo al Dr. Carl Sagan, entonces un atrevido astrónomo de 27 años. El Dr. Drake presentó sus ideas en 1961, que más tarde se conocerían como la Ecuación Drake. La ecuación realizaba suposiciones con fundamento sobre la frecuencia con que las estrellas se forman, la fracción de estrellas con planetas, el número de esos planetas sobre los que hay vida, y demás, incluyendo el tiempo promedio de vida de civilizaciones con alto desarrollo tecnológico. Según su lógica, la Vía Láctea contaba con alrededor de 10 000 civilizaciones capaces de comunicarse interestelarmente.

Más adelante, el Dr. Sagan revisó los cálculos y aumentó su estimación a un millón de mundos extraterrestres. Dado que el cosmos contiene cientos de millones de galaxias, sobre la base de ese análisis el número total de sociedades extraterrestres podría ser astronómico, con un estimado de 10 trillones.

Nuevos hallazgos, de todos modos, según los autores de "Extraña Tierra", muestran que la Ecuación Drake está llena de suposiciones optimistas ocultas. Su teoría, comentan los autores en el prefacio, es "raramente comentada pero cada vez menos aceptada por muchos astrobiólogos", tal es el nombre con que se conoce a los científicos que estudian la posibilidad de vida extraterrestre.

El Dr. Ward mencionó que llegó al tema a partir de sus estudios sobre extinciones masivas. Cada vez más, los grandes culpables son considerados las rocas que a grandes velocidades golpearon la Tierra causando una gran explosión que hace 65 millones de años mató a muchas plantas y animales, incluyendo a los dinosaurios.

Nuevos estudios, señaló el Dr. Ward, sugieren que pudo haber sido peor. Por ejemplo, la frecuencia de los impactos con la Tierra podrían ser 10 000 veces más frecuentes si no fuera por la presencia de Júpiter, el planeta más grande del Sistema Solar, el cual absorbe a muchas rocas asesinas y desvía a otras hacia el espacio exterior.

"Estamos al borde del abismo", comentó el Dr. Ward, respecto a una mayor frecuencia del bombardeo que probablemente haya evitado el desarrollo de la vida avanzada.

Los recientes hallazgos de planetas del tamaño de Júpiter fuera del Sistema Solar no ofrecen ningún alivio. La mayoría de sus órbitas, dijo, son demasiado excéntricas, lo que, en lugar de proteger a los planetas más pequeños, generaría entre ellos un caos destructivo.

"Todos los Júpiters que actualmente se conocen son malos Júpiters", acotó el Dr. Ward sobre los 31 que se observan hoy en día. "El nuestro es el único bueno que conocemos. Y tiene que ser bueno, sino saldrías expulsado hacia las tinieblas del espacio exterior o hacia el Sol".

El Dr. Marcy, el buscador de planetas, apuntó que estos análisis se añadían a sus dudas sobre la existencia de extraterrestres.

El Dr. Ward indicó que incluso si algunos Júpiters distantes fueran hallados en órbitas estables y circulares, otros factores amilanarían su efecto protector y demolerían todo tipo de vida. Por ejemplo, cerca al centro de la galaxia, donde la población estelar es mucho más densa, el paso frecuente de una estrella al lado de otra generaría cascadas de cometas, de los cuales trillones se piensa que orbitan en los límites helados de la mayoría de estrellas.

"Si te encuentras al interior de una galaxia", señaló el Dr. Ward, "estás bajo constante bombardeo".



Añadidas a esa furia, comentó, están la intensa radiación y explosión de los interiores galácticos. El cielo lleno de estrellas ofrece una falsa impresión de inmutabilidad. Nuevos estudios muestran que el cosmos, especialmente los centros galácticos, son sitios violentos cargados de ondas de rayos X, rayos gama y radiación ionizada. "Así que no creo que haya nada de vida en los centros", añadió el Dr. Ward.

El Dr. Brownlee, el astrónomo co-autor, dijo que las probabilidades de vida compleja eran igual de malas al final de las galaxias.

El análisis de luz estelar en los bordes muestra su relativa pobreza en elementos como hierro, magnesio y silicona, en parte debido al menor reciclaje de material estelar a través de los miles de millones de años y en parte debido a la poca presencia, en este tipo de regiones, de supernovas, las corrientes estelares que ayudan a crear elementos pesados a través de explosiones extremadamente calientes.

Estos elementos, dijo el Dr. Brownlee, e incluso otros más pesados y radioactivos también creados en supernovas, se presentan como pre-requisitos de la formación de planetas al estilo de la Tierra que tienen la suficiente gravedad para retener océanos, atmósferas y placas tectónicas, cuya energía proviene mayormente del calor de las divisiones radioactivas.

Según el libro, el movimiento lento y el reciclaje de la corteza terrestre hacia el caliente interior del planeta son ingredientes fundamentales para la evolución de formas complejas de vida. Las placas tectónicas, dicen los autores, promueven la biodiversidad al producir cadenas de montañas y otros tipos de ambientes complejos, disminuyen la probabilidad de extinciones, ayudan a mantener las temperaturas planetarias incluso a través del reciclaje de carbón y ofrecen tierra seca sobre la que pueden florecer civilizaciones avanzadas.

"Somos críticamente dependientes de la materia", expresó el Dr. Brownlee. "Ser más grande o pequeño puede estar determinado por las placas tectónicas".

Galaxias enteras son pobres en metales y por eso probablemente desprovistas de vida animal, añadió el Dr. Brownlee. Sólo galaxias espirales como la Vía Láctea y su vecina Andrómeda son ricas en minerales e, incluso en ellas, sólo en las regiones interiores. Por el contraste, las galaxias irregulares y elípticas, apuntó, están vacías.

"Menor abundancia de metales significa que no puedes hacer un planeta tan grande como la Tierra", dijo el Dr. Brownlee. "Parece ser algo que mucha gente no quiere oír".

Los científicos discuten otras características planetarias que probablemente sean poco frecuentes en el universo pero que son cada vez más consideradas como críticas para volver la Tierra tan favorable para la vida compleja. Entre ellas se encuentran las siguientes:

  • Una órbita que mantenga al planeta exactamente a la correcta distancia de su estrella de modo que le asegure que el agua se mantendrá líquida, sin vaporizarse o helarse.
  • Una luna grande a la perfecta distancia para minimizar los cambios en la inclinación del planeta, asegurando la estabilidad del clima.
  • Suficiente carbono para ayudar al desarrollo de vida pero no tanto como para permitir condiciones de tipo invernadero, como ocurre en la extremadamente caliente Venus.




En la conclusión del libro, los autores dicen que la hipótesis de "Extraña Tierra" es probable e incentivan tal intento. Nuevos y potentes telescopios darán nueva luz no sólo a gigantes gaseosos, sino a la abundancia de planetas más pequeños, terrestres, alrededor de estrellas distantes y mostrarán también si es que sus órbitas son estables y protegidas de bombardeo cósmico por planetas más grandes.

Los nuevos telescopios también podrían hallar evidencia de planetas cubiertos de ozono y oxígeno lo que, en concentraciones suficientes, implica la existencia de vida.

Los dos científicos también incentivan la búsqueda de signos de microbios alienígenas en Marte, la luna Titán, de Saturno, y las lunas Europa y Ganímedes. Ese descubrimiento respondería a la pregunta de si la vida es una propiedad inherente a la materia, como muchos científicos creen.

Finalmente, la pareja apoya la búsqueda radial de señales de civilizaciones alienígenas avanzadas, añadiendo, de todos modos, que "es bastante difícil saber" si la búsqueda "es un uso efectivo de los recursos".

Quienes abogan por la búsqueda de inteligencia extraterrestre ven el nuevo libro como un asalto hereje que podría poner en peligro el financiamiento de la cacería. Más de US$100 millones han sido invertidos hasta la fecha, con la mayor parte del dinero proveniente de magnates de Silicon y otros donantes privados.

El Dr. Drake, presidente del Instituto de búsqueda de inteligencia extraterrestre, una agrupación privada de Mountain View, California, que busca civilizaciones alienígenas con una inmensa antena en Arecibo, dijo que el principal error del libro era el excesivo pesimismo respecto a la tenacidad de la vida.

"La principal debilidad de todos esos argumentos", indicó el Dr. Drake, "es que no aluden a la naturaleza oportunista de la vida, su habilidad para acomodarse o alterarse para poder lidiar con los cambios ambientales".

Como en la política, dijo el Dr. Drake, la mayoría de investigadores de inteligencia extraterrestre están más interesados en un debate honesto que en tratar de evitar las críticas por miedo a reducción del financiamiento. "Tal vez somos políticamente ingenuos", agregó. "Pero no tratamos de ocultar este tipo de asuntos".

El Dr. Drake añadió: "La única manera de hallar la verdad es buscar y descubrir ya sea la prevalecencia de vida inteligente o su total ausencia".

Si la hipótesis de la poca frecuencia se vuelve cierta, dice el libro, incrementa en gran medida la pérdida cada vez que una planta o animal se encuentra en extinción y fortalece la responsabilidad de los humanos de cuidar el planeta.

También, el Dr. Ward acotó en una entrevista, si la Vía Láctea está verdaderamente vacía de legiones extraterrestres, tal vez el destino de la humanidad a través de miles de millones de años sea dispersarse entre las estrellas desiertas.

"Si somos tan extraños o poco frecuentes como pensamos que lo somos", dijo el Dr. Ward, "esto sube los obstáculos, intelectual y moralmente".




Broad, William J. A lo mejor sí estamos solos. Página 12 (Lima-Perú). 20.02.2000



domingo, 30 de julio de 2017

Soledad II

Pasajero de la orilla

Desde hace 30 años, Melitón Porras vive en una playa de San Miguel indiferente de las cosas que suceden arriba, en la ciudad. Pesca, come y duerme en el mismo lugar donde -dice- ha de esperar la muerte.





- ¿Volverías a vivir arriba?
- ¿Arriba, para qué? -responde a medias el aludido, dándole la espalda a los acantilados pelados de San Miguel.

En las cimas un manojo de casonas descascaradas es todo lo que la ciudad permite ver. El día recién empieza a clarear en la playa y ya Melitón Quispe está despierto y avanza hacia el mar en pos del desayuno. En un brazo carga la red y en el otro una cámara de llanta con la que pronto cabalgará las olas. Detrás de la neblina espesa y hedionda de la orilla, el hombre va dejando su hogar de toda la vida: una choza atravesada por una columna de humo y siete gatos hambrientos que se calientan alrededor de la leña encendida.

Arriba, ocultos de la visión de Melitón, hay edificios elevados, árboles, parques, tránsito, policías, mercados, hospitales, crímenes, noticias, huelgas, terrorismo. Orden y desorden. Tiempo y premura. Calendarios y obligaciones. Abajo, a los pies de la muralla natural de la Costa Verde, las playas son un desierto sin ojos a la vista. No hay otra ley que la que empuja al mar a llegar a la orilla. Y en los solitarios habitantes de este mundo, ninguna obligación distinta a la de seguir sobreviviendo. Abajo el horizonte es el mismo cada día.

- Si vuelvo arriba será para morirme de hambre -zanja la sentencia Melitón, con la complacencia de cotidiano afanador de las aguas.

Su cuerpo tiene una extraña semejanza con la robustez de los roperos, su vozarrón opulento domina el ladrido de los perros que lo persiguen. Eso y su labor autosuficiente lo diferencian de toda una hilera de almas que ahora empiezan a levantarse de los colchones de basura. Melitón vive en la playa hace más de 30 años y sabe dominar a los nuevos inquilinos con las maneras de un rey de cualquier fauna. Abajo las leyes no se expresan con palabras. Cuando se quita el polo para entrar al mar es imposible creer su edad. 55. Brazos musculosos. Una columna de cicatrices. Tatuajes de la vida.

La primera vez que Melitón estuvo alejado del agua fue cuando a la muerte de sus padres, en los campos de Sicuani -entonces pescaba truchas en el río y con anzuelo-, un tío policía lo trajo a Lima para tratarlo como a indio. Encerrado. Empleado de la casa. Nada de escuela a los 12 años. Desayuno de golpes. Gripes sin limonada.

- Cuando escapé, de dos cosas me convencí: que estaba solo en una ciudad donde si me moría nadie se enteraba y que en el río Rímac ya no hay peces -antes de lanzarse al mar con la cámara de llanta, el hombre se persigna de memoria. Y en el nombre del pescado frito de más tarde, soporta tres olas continuas que terminan de lavarle el pellejo sucio. El flotador lo lleva treinta metros mar adentro.

- El pelícano es como el pavo -dice un esquelético admirador de las artes del volar y que espera con un plato vacío a que termine la faena del vecino-, un poco duro nomás, pero tiene buen sabor a bistec.



Una escalera invisible cruza los extremos de arriba y abajo. Algunos se dejan resbalar y viven el resto del tiempo padeciendo la caída. Dependiendo de la cosecha ajena. No conocen las palabras elegir, escoger, ni buscar. Pero otros, como el pescador, han convertido esos verbos en los peldaños hacia su nueva vida. Abajo no es el infierno. Tampoco el paraíso. Abajo es el llano. Allí el hombre es otra vez animal y las carencias se suplen cuando se sabe usar las manos.

Desde los doce años el niño Melitón lavó carros a los que nunca subió, lustró zapatos que nunca usó, construyó paredes que nunca habitó, y vendió verduras que nunca comió. A los trece entró a un reformatorio donde nunca aprendió otra cosa que no fuera escribir en sus brazos con tinta china cuando se sentía solo. "Dios y mi madre". Con esas palabras en la piel que no culpaban a los autores de su vida, salió a los 18 a ganarse los frijoles. El joven Melitón tuvo patrones en los mercados que barría, miradas de desprecio sobre su cuerpo alcoholizado, golpes en la nuca del policía que lo levantaba al nuevo día, pesadillas en el trago, golpes en la vigilia, cama en el cemento que es el piso de arriba.

Un día que deambulaba por encima de los acantilados, atraído por el rumor del mar, el todavía joven Melitón -que había pasado su última ebriedad tras las rejas de una comisaría de San Miguel- observó los peldaños de su futuro. Dos amigos que él había conocido en el reformatorio, allá abajo lanzaban anzuelos a la voracidad del mar. Se reían. Comían pescado. Dormían a la sombra de la ciudad. Eran dueños de su vida. Entonces bajó.

Ya no recuerda cuántas llantas ha usado en todos los años que se fueron con las olas. Sus dos amigos, hombres al fin, se dejaron pescar por las jovencísimas empleadas domésticas que los domingos bajaban a la playa a distraer sus días de descanso. Él mismo conserva en sus brazos el recuerdo de la única mujer que le dio besos sin cobrarle. Debajo del tatuaje que dice "Juana", una larga cicatriz es la huella de ese pasado. Ella se buscó un marido arriba. Y Melitón se cortó el brazo para recordarla abajo.

Ahora su única excursión a la cima es el domingo, cuando sube a escuchar misa desde la vereda. El olor del mar distrae la devoción de los que se golpean el pecho y el pescador siente como hincones las miradas intolerantes.

- El destino es para unos estar solo -se resume cuando al salir del agua echa de un costal cuatro chitas y un bagre que compartirá con sus siete gatos-. Pero si de algo me arrepiento es de no haber echado semilla.

Sabe el viejo Melitón que el matrimonio con la soledad no procrea hijos y que el mar abandona a sus muertos en la orilla.

Avilés, Marco. Pasajero de la orilla. El Comercio (Lima-Perú). 22.11.2001
La soledad y la infinita soledad

En Latinoamérica y el habla castellana la más famosa soledad es aquella de los cien años que cuenta García Márquez en su muy difundida novela. Aunque más radical es la soledad de Pedro Páramo en el osario de Comala. Estas son soledades de la imaginación donde los protagonistas están, sin embargo, acompañados de vivos y muertos. Pero hay otras soledades de novela y de realidad sin compañía humana, y soledades absolutas que no tienen ningún remedio.




Soledad I
 
Keshpi abrió la boca y enseñó su fuerte dentadura de lobezno; pero no articuló palabra. No sabía razonar y era impotente para coordinar algunas frases con lógica ilación.
(...)

La montaña y la soledad habian aplastado completamente su espíritu. Jamás se ponía en comunicación con ningún ser dotado de palabra. De tarde en tarde cruzaba por allí algún viajero; pero pasaba de largo, como huyendo de la vecindad de los agentes naturales que allí se ostentaban con toda su grandeza. Y él se quedaba solo con sus pocas ovejas, solo frente a la montaña, solo con sus ruidos, con el viento y la tempestad.

Había cerrado la noche, y una vaga claridad comenzó a dorar las cumbres de los montes sumidos en silencio y oscuridad: era la luna que surgía detrás de un pico del Illimani, rielando en un cielo limpio y tachonado de estrellas. Lejos, en las cuencas de los valles y en la falda de los montes, se encendieron algunos fuegos, como para anunciar la presencia del hombre en esos parajes, cuya grandeza y soledad angustiosa oprimían dolorosamente el corazón.

Los viajeros se dieron a la faena de preparar su merienda.

Uno de ellos, Cachapa, cogió una pequeña chonta que encontró sobre una piedra plana que servía de muela al pastor y, con disimulo, salióse a cosechar en una chacra de patatas que había visto crecer detrás de la casa, a la vera del camino; y a poco regresó llevando en su poncho una buena porción de ellas. Agiali fue en busca de la leña, porque el pastor se mostraba huraño y permanecía de pie a la entrada de su covacha, mirando con gran curiosidad los andares de sus huéspedes.

En uno de ellos, Agiali alargó el cuello en el interior de la vivienda de Mallcu, iluminada por un pabilo puesto sobre grasa en roto cacharro, y dijo en voz baja a sus compañeros:
- Este es más pobre que el Leque. (Era el tal un miserable sin más bienes en el mundo que los andrajos con que se cubría.)

Cachapa, curioso, se asomó al agujero negro.

Casi nada había en la desamparada vivienda. Un poyo de barro de lecho, y encima dos cueros carcomidos y casi pelados, sobre los que el idiota dormía abrazado a su perro; un fogón con una olla desportillada encima, un cántaro con el cuello roto, y, colgados de los muros, una chontilla vieja y dos lazos. Eso era todo...

Arguedas, A. (1945). Raza de bronce. Buenos Aires: Losada

domingo, 1 de enero de 2017

Cantar de los cantares (3)

En mi lecho, por las noches, he buscado
al amor de mi alma.
Busquéle y no le hallé.
Me levantaré, pues, y recorreré la ciudad.
Por las calles y las plazas
buscaré al amor de mi alma.
Busquéle y no le hallé. 

Los centinelas me encontraron,
los que hacen la ronda en la ciudad:
"¿Habéis visto al amor de mi alma?"

Apenas habíalos pasado,
cuando encontré al amor de mi alma.
Le aprehendí y no le soltaré
hasta que le haya introducido
en la casa de mi madre,
en la alcoba de la que me concibió.

Yo os conjuro,
hijas de Jerusalén,
por las gacelas, por las ciervas del campo,
no despertéis, no desveléis al amor,
hasta que le plazca.


Tobías

VIII. La tumba

Cuando acabaron de comer y beber, decidieron acostarse, y tomando al joven le llevaron al aposento. Recordó Tobías las palabras de Rafael y, tomando el hígado y el corazón del pez de la bolsa donde los tenía, los puso sobre las brasas de los perfumes. El olor del pez expulsó al demonio que escapó por los aires hacia la región de Egipto. Fuese Rafael a su alcance, le ató los pies y manos y en un instante le encadenó.


Los padres salieron y cerraron la puerta de la habitación. Entonces Tobías se levantó del lecho y le dijo: "Levántate, hermana, y oremos y pidamos a nuestro Señor que se apiade de nosotros y nos salve." Ella se levantó y empezaron a suplicar y a pedir el poder quedar a salvo. Comenzó él diciendo:

¡Bendito seas tú, Dios de nuestros padres,
y bendito sea tu Nombre
por todos los siglos de los siglos!
Bendígante los cielos,
y tu creación entera,
por los siglos todos.
Tú creaste a Adán, y para él creaste
a Eva, su mujer, para sostén y ayuda,
y paa que de ambos proviniera la raza de los hombres
Tú mismo dijiste:
No es bueno que el hombre se halle solo;
hagámosle una ayuda semejante a él.
Yo no tomo a esta mi hermana
con deseo impuro,
mas con recta intención.
Ten piedad de mí y de ella
y podamos llegar juntos
a nuestra ancianidad.

Y dijeron a coro: "Amén, amén." Y se acostaron para pasar la noche.


Se levantó Ragüel y, llamando a los criados que tenía en casa, fueron a cavar una tumba, porque se decía: "No sea que haya muerto y nos sirva de mofa y escarnio." Cuando tuvieron cavada la tumba, volvió Ragüel a casa, llamó a su mujer y le dijo: "Manda a una criada que entre a ver si vive; y si ha muerto, le enterraremos sin que nadie se entere." Mandaron a la criada, encendieron la lámpara y abrieron la puerta; y entrando ella vio que estaban acostados juntos y dormidos. Salió la criada y les anunció: "Vive, nada malo ha ocurrido."
Tobías

VI. El pez

Partió el muchacho en compañía del ángel, y el perro les seguía. Yendo de camino, aconteció que una noche acamparon junto al río Tigris. Bajó el muchacho al río a lavarse los pies, cuando saltó del agua un gran pez que quería devorar el pie del muchacho. Éste gritó pero el ángel le dijo: "¡Agarra el pez y tenlo bien sujeto!" El muchacho se apoderó del pez y lo arrastró a tierra. El ángel añadió: "Abre el pez, sácale la hiel, el corazón y el hígado y guárdatelo; y tira los intestinios; porque su hiel, su corazón y su hígado son remedios útiles." El joven abrió el pez y tomó la hiel, el corazón y el hígado. Asó parte del pez y lo comió, salando el resto. Luego continuaron su camino, los dos juntos, hasta cerca de Media.


Preguntó entonces el muchacho al ángel: "Hermano Azarías, ¿qué remedios hay en el corazón, el hígado y la hiel del pez?" Le respondió: "Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o una mujer atormentados por un demonio o un espíritu malo, el humo ahuyenta todo mal y le hace desaparecer para siempre. Cuanto a la hiel, untando con ella los ojos de un hombre atacado por manchas blancas, y soplando sobre las machas, queda curado."

Cuando entraron en Media, y estando ya cerca de Ecbátana, dijo Rafael al joven: "Hermano Tobías." Le respondió: "¿Qué deseas?" Contestó él: "Pararemos esta noche en casa de Ragüel; es pariente tuyo y tiene una hija que se llama Sarra, fuera de ella no tiene más hijos ni hijas; tú eres el más cercano, tienes más derechos sobre ella que todos los demásy es justo que heredes la hacienda de su padre; la muchacha es prudente , valerosa y muy bella y su padre la ama." Y añadió: "Es justo que la tomes para ti. Escúchame, hermano. Yo hablaré esta noche al padre acerca de la muchacha para que te la conceda como prometida, y a nuestro regreso de Ragués celebrarermos la boda. Estoy seguro de que Ragüel no puede negártela, ni dársela a otro, pues ser haría reo de muerte, según la sentencia del libro de Moisés, pues él sabe que te asiste el derecho a tomar a su hija por mujer. Así, pues, óyeme bien, hermano; hablaremos esta noche sobre la muchacha y que te la den como prometida; y cuando volvamos de Ragués, la tomaremos y la llevaremos con nosotros a tu casa."


Tobías respondió a Rafael: "Hermano Azarías, he oído decir que ya ha sido dada a siete maridos y que todos han muerto la noche de bodas; que cuando entraban donde ella, morían; también he oído decir que un demonio los mataba; así que tengo miedo, pues a ella no le hace ningún daño, porque la ama; pero al que intenta acercarse a ella, le mata; yo soy hijo único, y si muero, haré bajar en tristeza al sepulcro, por mi causa, la vida de mi padre y de mi madre. Ellos no tienen otro hijo que les dé sepultura."

Respondió el ángel: "¿Has olvidado las recomendaciones de tu padre, que te mandó tomar mujer de la casa de tu padre? Escúchame bien, hermano: no tengas miedo a ese demonio y tómala; sé bien que esta noche te la darán por mujer. Cuando entres en la cámara nupcial, tomas el corazón del pez y parte del hígado y lo pones sobre las brasasde los perfumes. Se difundirá el aroma y cuando el demonio lo huela, huirá y nunca aparecerá ya a su lado. Y cuando vayas a unirte a ella, levantaos primero los dos y haced oración y suplicad al Señor del Cielo que se apiade de vosotros y os salve. Y no tengas miedo, porque para ti está destinada desde un principio: tú la salvarás; ella se vendrá contigo y te aseguro que te dará hijos que serán pra ti como hermanos. No te preocupes."



Cuando Tobías oyó las razones de Rafael y que era hermana suya, del linaje de la casa de su padre, se enamoró de tal modo que se le apegó el corazón a ella.
Tobías

III. Sarra

Sucedió aquel mismo día, que también Sarra, hija de Ragüel, el de Ecbátana de Media, fue injuriada por una de las esclavas de su padre porque había sido dadaen matrimonio a siete hombres, pero el malvado demonio Asmodeo los había matado antes de que se unieran a ella como casados. La esclava le decía: "¡Eres tú la que matas a tus maridos! Ya has tenido siete, pero ni de uno siquiera has disfrutado. ¿Nos castigas porque se te mueren los maridos? ¡Vete con ellos y que nunca veamos hino ni hija tuyos!" Entonces Sarra, con el alma llena de tristeza, se echó a llorar y subió al aposento de su padre con intención de ahorcarse. Pero , reflexionando, pensó: "Acaso esto sirva para que injurien a mi padre y le digan: "Tenías una hija única, amada y se ha ahorcado porque se sentía desgraciada. No puedo consentir que mi padre, en su ancianidad, baje con tristeza a la mansión de los muertos. Es mejor que, en vez de ahorcarme, suplique al Señor que me envíe la muerte para no tener que oír injurias durante mi vida." Y en aquel momento, extendiendo las manos hacia la ventana, oró así:


Bendito seas tú, Dios de misericordia,
y bendito sea tu Nombre por los siglos,
y que todas tus obras te bendigan por siempre.
Vuelvo ahora mi rostro
y alzo mis ojos hacia ti.
Manda que y o sea librada de la tierra,
para no escuchar ultrajes.
Tú sabes, Señor, que yo estoy pura
de todo contacto de varón;
que no he mancillado mi nombre
ni el nombre de mi padre
en la tierra de mi cautividad.
Soy la única hija de mi padre;
no tiene otros hijos que le hereden,
no tiene junto a sí ningún hermano
ni pariente a quien me deba por mujer.
Ya perdí siete maridos:
¿para qué quiero la vida?
Si no te place, Señor, darme la muerte,
¡mírame con compasión!
y no tenga yo que escuchar injurias.

  
Fue oída en aquel instante, en la Gloria de Dios, la plegaria de ambos y fue enviado Rafael a curar a los dos: a Tobit, para que se le quitaran las manchas blancas de los ojos y pudiera con sus mismos ojos ver la luz de Dios; y a Sarra la de Ragüel, para entregarla por mujer a Tobías, hijo de Tobit, y librarla de Asmodeo, el demonio malvado; porque Tobías tenía más detechos sobre ella que todos cuantos la pretendían. En aquel mismo momento se volvía Tobit del patio a la casa, y Sarra, la de Ragüel, descendía del aposento.