domingo, 23 de septiembre de 2007


Malcolm Lowry

La atormentada lucidez del alcoholizado cónsul Firmin y de sus alteragonistas en la notable novela Bajo el volcán.

"... ¿qué belleza puede compararse a la de una cantina en las primeras horas de la mañana? ¿Tus volcanes allá afuera? ¿Tus estrellas? ... ¿Ras Algethi? ¿Antares enfurecida en el sur sudeste? Perdóname, pero no. No son tan hermosas como por fuerza lo es esta cantina que -decadencia de mi parte- acaso no sea propiamente una cantina; pero piensa en todas aquellas terribles cantinas en donde enloquece la gente, las cantinas que pronto estarán alzando sus persianas, porque ni las mismas puertas del cielo que se abrieran de par en par para recibirme podrían llenarme de un gozo celestial tan complejo y desesperanzado como el que me produce la persiana de acero que se enrrolla con estruendo, como el que me dan las puertas sin candado que giran en sus goznes para admitir a aquellos cuyas almas se estremecen con las bebidas que llevan con mano trémula hasta sus labios. Todos los misterios, todas las esperanzas, todos los desengaños, sí, todos los desastres existen aquí, detrás de esas puertas que se mecen".





"¡Por Dios!, si nuestra civilización tornara a la sobriedad por un par de días, al tercero, moriría de remordimiento".



"El comunismo no es para mí, esencialmente, y sea cual sea su fase actual, un sistema. Es tan sólo una nueva actitud, algo que podrá parecer o no algún día tan natural como el aire mismo que respiramos".

Lowry, M. Bajo el volcán
Fotos: x-lilo y Jornada Semanal

1 comentario:

Juan Arellano dijo...

Hummm, espero que no se te haya ocurrido seleccionar este extracto luego de una tranca, jejej. Saludos.