domingo, 4 de mayo de 2008


Gitano, Gipsy, Romaní

Por todo el mundo se les ha llamado gitanos, término que algunos consideran despectivo. La mayoría de los romaníes suelen autodenominarse rom, que significa "hombre" en su idioma. También se les denomina sinti o calé.



"Para hallar el origen genético, cultural y lingüístico de los romaníes, hemos de retroceder unos mil años y situarnos en el norte de la India. Su idioma, aparte de algunas palabras incluidas más recientemente, tiene sin duda origen indio. Sin embargo, la razón por la que salieron de la India no es tan clara. Según algunos especialistas, es posible que sus antepasados hayan sido artesanos y artistas que acompañaban a los grupos de soldados que abandonaron su patria como consecuencia de varias invasiones. Sea como fuere, los romaníes llegaron a Europa a través de Persia y Turquía antes del año 1300.

En Europa, el concepto popular sobre los romaníes ha oscilado entre dos extremos. Por un lado se les ha idealizado en novelas y películas pintándolos como nómdas hospitalarios y despreocupados que mediante el cante y el baile dan libre expresión a las alegrías y las tristezas de su vida. Y por otro, se les ha difamado tildándolos de poco fiables, enigmáticos y recelosos, lo que los ha convertido en perpetuos extraños, aislados y excluidos de la sociedad que los rodea. Para comprender cómo llegaron a formarse estos estereotipos, remontémonos al intrigantes pasado de los romaníes.

En la Edad Media, el mundo de la mayoría de los europeos se circunscribía a poco más que su pueblo o ciudad. Imaginémonos lo que debieron de pensar muchos aldeanos al ver llegar por primera vez a las familias romaníes. Seguramente casi todo les parecía fascinante. No solo la tez morena, los ojos negros y el pelo como el azabache, sino también la forma de vestir, las costumbres y el idioma de aquella gente les resultaban muy extraños. Por si fuera poco, los romaníes solían rehuir el contacto con los demás, costumbre que tal vez hunda sus raíces en la sociedad de castas a las que pertenecieron en la India. Al cabo de unas décadas, la curiosidad inicial de los europeos dio paso a la desconfianza.



Los romaníes fueron literalmente marginados. Por ejemplo, solo se les permitía acampar en las afueras de los pueblos y no podían entrar ni siquiera a comprar víveres o a abastecerse de agua. Se rumoreaba que raptaban a los niños y que hasta se los comían. Hubo leyes que los obligaban a cocinar al aire libre para que cualquiera pudiera ver lo que contenían las ollas. La gente a menudo se las volcaba, derramando en el suelo la comida del día. No es de extrañar que algunos recurrieran al robo para sobrevivir.

Los romaníes lucharon contra la discriminación estrechando los lazos entre sí. Por siglos han hallado apoyo y satisfacción en la familia. Tradicionalmente, los padres se preocupan mucho por los hijos, quienes a su vez hacen lo propio con sus padres y los atienden cuando envejecen. Además, no pocos de ellos se aferran a las normas de conducta conservadoras.

Como rara vez eran bien recibidos, los romaníes seguían con su vida nómada, lo que propició que desarrollaran varias actividades como la metalistería, la compraventa y las artes del espectáculo. Gracias a estos oficios, al menos podían mantener a sus familias. Algunas de sus mujeres aprovecharon la fama de videntes que tenían para sacar dinero. La vida errante también reducía el riesgo de contaminación cultural y moral, pues limitaba su relación con los payos (personas que no son de su raza).

Entretanto, el prejuicio se tornó en persecución. En algunas partes de Europa, los romaníes fueron expulsados, y en otras, se les esclavizó por siglos. El fin de esta esclavitud en 1860 dio mayor auge a la diáspora romaní, lo que hizo que infinidad de ellos emigrasen a Europa del Este y al continente americano. Allá donde fueron, llevaron su idioma, sus costumbres y su talento.



Aun siendo oprimidos, la afición de los romaníes por la interpretación, la música y el baile les reportaba cierta satisfacción. En España, la mezcla de su cultura con otras dio origen al cante y baile flamenco, mientras que en Europa del Este, sus músicos adaptaron canciones populares dándoles un toque particular. Sus arrebatadoras melodías influyeron hasta en compositores clásicos como Beethoven, Brahms, Dvorak, Haydn, Liszt, Mozart, Rachmaninoff, Ravel, Rossini, Saint-Saëns y Sarasate.

En la actualidad se calcula que entre dos y cinco millones de romaníes -otros cálculos son más generosos- viven prácticamente en todos los rincones del planeta, en especial en Europa. Un gran número de ellos ha dejado la vida nómada. Aunque algunos son acaudalados, otros muchos son pobres y desafortunados, y viven en condiciones de miseria.

En Europa del Este, la teoría política durante la era comunista establecía la igualdad de todos los ciudadanos. Los gobiernos trataron con mayor o menor éxito de ponerle freno al nomadismo de los romaníes propocionándoles empleos y viviendas públicas. Todo ello supuso en ocasiones cierta mejora en la salud y en las condiciones de vida, pero no erradicó los persistentes sentimientos negativos y prejuicios que tanto los romaníes como los payos albergaron por siglos unos contra otros.



Los cambios políticos que tuvieron lugar en Europa del Este durante la década de 1990 auguraban una época de nuevas oportunidades. No obstante, también abrieron viejas heridas cuando la situación social y económica de muchos romaníes empeoró debido a la reducción de los programas de asistencia social y la relajación de las medidas antidiscriminatorias que establecían las leyes".

Durante la era nazi, se calcula que Hitler mandó asesinar a 400 000 romaníes, o tal vez más, en campos de exterminio, además de judíos, testigos de Jehová y otras personas. En 1940, incluso antes de que este genocidio fuera de dominio público, el actor Charlie Chaplin -de origen romaní- rodó El gran dictador, un filme que satirizaba a Hitler y el movimiento nazi. Otros artistas famosos de ascendencia romaní son el actor Yul Brynner, la actriz Rita Hayworth, el pintor Pablo Picasso, el músico de jazz Django Reinhardt y la cantante macedonia Esma Redzepova.





¡Despertad! Octubre de 2006
Imágenes: wikipedia, prensa.ugr.es

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimada Anacarsis

Cumplo con informarte que te he elegido para concederte el Premio Excellent Blog Award, te solicito que revises las bases en enlace de arriba y publiques a tus ganadores.

Un abrazo,

Benedicto