viernes, 2 de enero de 2009


Alejandro Romualdo (I)

Alejandro Romualdo (Trujillo, 1926-Lima, 2008) fue escritor, periodista, dibujante y poeta. Aunque menos publicitado, constituye junto con Vallejo, Eielson, Westphalen, Belli y Varela una de las grandes voces de la poesía peruana. Julio Ramón Ribeyro, cuentista peruano, comenta sobre el poemario "Edición Extraordinaria": "... me parece un libro muy interesante. Para apreciarlo es necesario situarse en la perspectiva que ha escogido Romualdo al escribirlo; la de una poesía simple, construida con las palabras de todos los días, y tan despojada de elementos 'literarios' que da la impresión de no ser poesía. El camino seguido por Romualdo no es 'el' camino de la poesía: es solamente 'un' camino. Y uno de los más arriesgados. La democratización de la poesía acarrea, a menudo, su emprobrecimiento. Creo, personalmente, que quedan dos caminos igualmente interesantes, por donde sacar a la poesía de la encrucijada donde actualmente se encuentra: incorporándola al teatro o confundiéndola con la canción. El libro desorienta al lector cultivado, indigna al burgués, saca de sus casillas al exquisito. He allí un mérito enorme que hasta los surrealistas envidiarían".



De "La torre de los alucinados"
(Premio Nacional de Poesía - 1949)


Función de gala

Estoy solo entre cortinas, entre ojos ausentes,
pintado por un niño inocente y sanguinario,
solo, bajo un cielo remendado, soñando en mi gloria.
Mi máscara se enciende a tu paso, a tu recuerdo
mas estoy solo, ahogado en aserrín y música,
solo como un piano en medio del mar.
No hay nadie, nada, ni un silbido en la sala,
ni una palabra en el aire, llamándome.
Un columpio en la brisa puesto para que vuelvas,
un disco diluyendo una antigua melodía que cantábamos,
mas estoy solo, esperando aquella bofetada que adoro,
escuchando los idiomas del aire, apagándome,
brillando, rojo y verde, azul y amarillo, en esta sala
donde no hay nadie, nada, ni un espejo que haga de mí
un damero para que tú juegues o lo destruyas.



Diálogo del cisne y la rosa

En puro dialogar de cisne y rosa
enciendes, amaploa, luz perdida;
conocida y también desconocida
en puro dialogar de cisne y rosa.

Blandamente situada y vagorosa,
el perfil de una luna dolorida;
encontrada y también desvanecida
en puro dialogar de cisne y rosa.

Verde nube de sueño despabila
al conjuro de su voz almibarada
mas la rosa se va tornando lila...

(¡Oh la tarde en su capa colorada
un estoque de luna me perfila
para hundir en mi sueño la estocada!)



Estreno de lujo

Por primera vez he visto, por vez primera mis ojos,
mis manos, mi cuerpo, mil veces brillando, saltando
del mar a la luna, del cielo a la boca del lobo.
Por vez primera mis labios hundiendo sus labios,
su mirada en mis ojos, en mi nariz, en mi ombligo,
como un payaso, brincando de gozo, llorando, riendo,
como un papagayo alocado, cantante y sonante.
Por primera vez soñando, con su cuerpo a solas,
sudando, mirando el reloj, el espejo, escuchando
pisadas, cerrando la puerta con su cuerno de oro.
¡Circo de la tarde, payasos del sol y la luna, payasos
pintados a golpes! ¡Qué gozo! ¡Qué dicha! ¡Qué amarga alegría!
No cortes el hilo, muñeca ambulante, virgen corrompida,
niña de agua gaseosa, no huyas, estropajo de mi ternura.
Mujer que llevas tu vida como una escoba en un dedo,
juguemos de nuevo a los dados, fantasma de sábanas,
juguemos de nuevo, por primera vez he visto tu cuerpo
como ola, moviéndose al hilo del sueño, jadeando y cantando.
Por primera vez he visto, por vez primera mis ojos
cuajados de frío, mis manos chorreando rocío, mis labios
cerrados, en un cajón llorando, mirando un museo marino,
una pista remota de aserrín mojado, por vez primera en el trapecio
nuestra muerte colgada, nuestro amor en un hilo.
Imagen: blogs.elcomercio.com.pe

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