viernes, 2 de abril de 2010

El misterio de la mente (I)

La psiquis humana ha sido objeto de interés y de estudio desde la antigüedad. Ya entre los siglos V y IV antes de nuestra era, Hipócrates de Cos, médico griego, había identificado cuatro "humores" que, según él, daban fundamento a la naturaleza humana: flema, sangre, bilis amarilla y bilis negra. Varios siglos después, la psicología retomó esta teoría para establecer una de las tantas tipologías de la personalidad que se han elaborado. A continuación, iniciamos una serie dedicada a la psiquis humana, tan estudiada y tan malinterpretada, pero tan poco comprendida.




La verdad del hipnotismo


El fenómeno del hipnotismo está muy ligado a la histeria y la personalidad múltiple. Fue descubierto en Viena en 1774 por el médico Anton Mesmer. Al saber que algunos médicos ingleses trataban ciertas enfermedades con imanes, Mesmer dio a beber a una paciente agua que contenía hierro y entonces aplicó imanes en algunas partes de su cuerpo, con lo que sus síntomas se aliviaron. Durante el tratamiento, la paciente relató que creía notar un líquido misterioso que fluía por su cuerpo, y Mesmer creyó que este líquido misterioso, responsable de la curación de su paciente, estaba presente en todo el Universo, incluido el hombre. Así pues, pensó que no era necesario beber agua con hierro ni utilizar imanes para efectuar una curación, y que podría aliviar los síntomas de sus pacientes con sólo tocarlos, mirarles a los ojos o mover su mano sobre la parte del cuerpo afectada. Mesmer creía que lograba estos resultados por su propio "magnetismo animal", con el que dirigía el líquido misterioso por el cuerpo de sus pacientes.


Mesmer se trasladó a París en 1778, donde durante varios años causó sensación curando a cientos de pacientes, creando un culto y afanándose en vender su descubrimiento al Gobierno francés. El resultado fue que en 1784 el rey nombró una comisión para que investigara el asunto, y terminó prohibiendo la práctica del magnetismo animal.


En la década de 1780, uno de los seguidores de Mesmer, el marqués de Puységur, se dio cuenta de que el "magnetismo animal" era debido al efecto psicológico que tenía sobre el paciente la autoridad y el poder de persuasión de la persona que "magnetizaba". A este fenómeno se le llamó "hipnotismo", nombre dado por el inglés James Braid en 1840. A pesar de que hasta aproximadamente 1880 la profesión médica lo vio con recelo y en tres ocasiones la Academia francesa de Ciencias negó su legitimidad como técnica, en algunos casos se reconocía su eficacia, como en el tratamiento de Estela llevado a cabo por Despine. El hecho de que la Academia reconociera el hipnotismo en 1882 fue un triunfo personal de Charcot, resultado de sus trabajos.


Mientras aumentaba la fama de la Salpetriere, en Nancy se formaba una escuela rival de hipnotismo bajo la dirección del médico Hippolyte Bernheim. Contrariamente a Charcot, que creía que el hipnotismo era una condición patológica responsable de la aparición de la histeria por autosugestión y que podía ser utilizada en su tratamiento, Bernheim opinaba que el hipnotismo era un fenómeno general, un estado muy fuerte de sugestionabilidad (éste es el punto de vista actual). Bernheim empezó utilizando la hipnosis para tratar diversas alteraciones, aunque con el tiempo la sustituyó por la sugestión en estado de vigilia.


Bernheim sostenía que los resultados obtenidos en la Salpetriere eran meros artificios, y, de hecho, algunos de los ataques epilépticos más espectaculares allí observados resultaron ser simulados. Charcot murió en 1893, y poco tiempo después se supo que algunos de los miembros de su equipo preparaban a los pacientes más importantes para complacer al maestro sin que éste tuviera noticia de ello. Y , lo que quizás es más importante, los mismos enfermos, debido a la dependencia que crea el hipnotismo y la relación médico-paciente y también por haber observado ataques genuinos de epilepsia, producían estos síntomas sin ser conscientes de ello. (...) Después de la muerte de Charcot, el equipo de la Salpetriere se apartó de las teorías del maestro y de la hipnosis. Aparte de los artificios antes descritos, que podrían disculparse, la utilización de la hipnosis para ordenar o sugerir que los síntomas histéricos desaparecieran (el método de Charcot) no solían dar resultado...






Winson, J. (1987). Cerebro y psique. Barcelona: Salvat
Imágenes: sites.google.com, eleterokartya.hu, hypnos.co.uk

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