jueves, 10 de septiembre de 2009


BATALLA DE LA LECTURA POR UN MUNDO MEJOR

La preocupación por la lectura ha crecido notablemente en la última década. El motivo: cada vez se lee menos y se está instalando peligrosamente una cultura no-lectora, que no siente remordimiento de ello y más bien celebra la desinformación y la ignorancia. "¿Por qué es importante leer, para qué me sirve?", se preguntarán algunos. O bien: "¿Acaso un ser humano se va a morir si no lee?" Los textos que presentamos a continuación nos ayudarán a comprender mejor la importancia que tiene la lectura en la existencia del ser humano.


La lectura es una función que hay que desarrollar intensiva y extensivamente, ahora y siempre, porque a través de ella el hombre y la sociedad mejoran.

Ella debe ser asumida como una militancia y una fe a seguir, como un apostolado en el cual hay que aplicarn0s si queremos que la ciudadanía en su conjunto viva mejor. Es una consagración por asegurar un futuro digno y un compromiso de valor con nuestro pueblo.
Tenemos que hacer algo por nuestras sociedades, no podemos dejar que se destruyan o se desmoronen; reconociendo como educadores, o como padres de familia que somos, o como ciudadanos en general, que tenemos en la lectura un gran camino por recorrer; un arma y un instrumento eficaz para avanzar por la vía del desarrollo.

Porque la lectura actúa en la sensibilidad, en la razón, en la expresividad; es decir, en lo más central del hombre como es su identidad y su conciencia; no obligando hacia algo sino convenciendo, dejando que la misma persona conduzca su propio descubrimiento y llegue hasta la asunción de sus íntimos principios y actitudes frente a la vida.

Por eso, es importante asumir un compromiso, un desafío y un rol de vital importancia para con nuestra realidad, cual es la promoción del libro y la lectura como una ruta a seguir para que nuestro pueblo eleve sus niveles no solo de educación sino de vida.



Cuando hagamos posible que la gente lea más y mejor, todos vamos a cambiar. Las personas hemos de ser más útiles y eficaces, más abiertas y tolerantes, más democráticas y visionarias; cada quien ha de sentir y pensar mejor y ha de ser más valioso y acrisolado.

Para que ello se produzca, a fin de que surja un nuevo lector se necesita un animador. Porque, así como en el amor no se puede actuar solos, así también en la lectura –que es un acto de amor– los niños y los jóvenes, requieren que ella sea primero un acto compartido.

Por eso, cada uno de nosotros, asumiéndola plenamente está realizando el hermoso y pleno acto humano de construir, a través de la lectura, un hombre nuevo y con él un mundo mejor.



Sánchez Lihón, Danilo. En Niveles de comprensión lectora. Lima: Instituto del libro y la lectura (INLEC).





Por encima de todo, la verdad es que la televisión es la primera escuela del niño (la escuela divertida que precede a la escuela aburrida); y el niño es un animal simbólico que recibe su imprint, su impronta educacional, en imágenes de un mundo centrado en el hecho de ver. (...) Por el contrario, desde el otro punto de vista, el niño no lee y, por tanto, la mayoría de las veces, es un ser "reblandecido por la televisión", adicto de por vida a los videojuegos.
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¿Este niño se convierte algún día en adulto? Naturalmente que sí, a la fuerza. Pero se trata siempre de un adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la cultura escrita. Los estímulos ante los cuales responde cuando es adulto son casi exclusivamente audiovisuales. Por tanto, el vídeo-niño no crece mucho más. A los treinta años es un adulto empobrecido; educado por el mensaje: "la cultura, qué rollazo", de Ambra Angiolini (l'enfant prodige que animaba las vacaciones televisivas), es, pues, un adulto marcado durante toda su vida por una atrofia cultural.
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El mensaje con el cual la nueva cultura se recomienda y se auto-elogia es que la cultura del libro es de unos pocos -es elitista-, mientras que la cultura audiovisual es de la mayoría. (...) ¿Es tal vez mejor que todos seamos incultos a que haya unos pocos cultos? ¿Queremos una cultura en la que nadie sepa nada? En definitiva, si el maestro sabe más que el alumno, tenemos que matar al maestro; y el que no razona de este modo es un elitista. Esta es la lógica de quien carece de lógica.



Sartori, G. (1998). Homo videns. La sociedad teledirigida. Buenos Aires: Taurus
Imágenes: juntadeandalucia.es, aquiros.wordpress.com, mirabolivia.com, bibliotecaideset.wordpress.com

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