viernes, 21 de enero de 2011

Football, fútbol, soccer (II)

Burlas, indiferencia y masculinidad: la triste vida de los aficionados al fútbol en EE.UU.



Por culpa de su pasatiempo favorito, Adam Chilenski ha aguantado burlas por más de una década. Este enfermero de 26 años de Columbus, Ohio, cuenta que sus amigos todavía se ríen de él, y que su padre piensa que es "un poco peculiar". Esta semana, Adam inventó una falsa cita con el doctor para salir más temprano del trabajo y reunirse con otros fanáticos que comparten su pasión. "Le dije a mi jefe que tenían que examinarme el pie por una uña encarnada", cuenta.


Chilenski no es seguidor de Viaje a las Estrellas ni coleccionista de cómics: Adam es un estadounidense aficionado al fútbol.


La Copa del Mundo se inicia hoy en Alemania, el primer dia de un mes completo centrado en el fútbol. En algunos países de América Latina y de Europa los juegos detienen el curso normal de los negocios. Este año, el fútbol ha detenido incluso una guerra civil: grupos étnicos enfrentados en Costa de Marfil declararon recientemente una tregua para apoyar la primera participación de la selección del país en el torneo.


En Estados Unidos, en cambio, sus seguidores deben tolerar las críticas de quienes consideran que el fútbol es lento, que se marcan pocos goles y que no es lo suficientemente "rudo" para el gusto estadounidense. "Después de tantos año, todavía luchamos contra la idea de que el fútbol no es un verdadero deporte", se lamenta Mark Spacone, un profesor de historia de secundaria que en 1995 fundó "Sam's Army" (El Ejército de Sam), la agrupación oficial de los hinchas de la selección nacional estadounidense.




Las humillaciones han continuado a pesar de que EE.UU. llegó hasta los cuartos de final en el Mundial de 2002. Los aficionados locales temen que si ahora el equipo no pasa de la primera ronda, arreciarán las críticas de comentaristas reconocidos, resucitando otra vez el ingrato recuerdo de lo que ocurrió en 1998, cuando la selección perdió los tres partidos que jugó. Entre los "enemigos" del fútbol destacan el periodista Frank Deford, el conducto de radio Jim Rohe y el ex candidato a vicepresidente Jack Kemp, quien calificó al fútbol como un deporte de "la Europa socialista". Para la gente mayor, que credió sin ver mucho fútbol, la popularidad del juego "representa una amenaza directa a la cultura y la tradición de EE.UU.", dice Franklin Foer, autor del libro How Soccer Explains the World (Cómo el fútbol explica el mundo). Foer agrega que los éxitos del equipo femenino de EE.UU. y la creciente importancia cultural de las llamadas soccer-moms -las madres de niños que juegan al fútbol-, refuerzan la percepción de que el fútbol es "menos masculino".


En otras épocas, los aficionados al fútbol intentaban combatir las críticas con argumentos sobre la historia y la elegancia del juego. Joe Gannon prefiere una estrategia más directa. En 2002, compró un viejo autobús, lo pintó de blanco, azul y rojo y lo bautizó "El Expreso del Mundial". En él, Gannon y otros fanáticos han viajado desde su Ohio natal a todos los partidos de las eliminatorias para el Mundial, a ciudades como Boston, Washington y Hartford, en Connecticut. Esta semana volaron a Alemania, donde no serán los únicos estadounidenses: la federación de fútbol de EE.UU. vendió en un día los 10 000 boletos asignados por los organizadores, y después vendieron otros 8 000.


La falta de atención de los medios, sin embargo, le confiere a la selección algo del atractivo de los que no son favoritos para ganar.


Los grandes medios de comunicación también se están acercando. En las últimas semanas, artículos sobre fútbol han llenado las portadas de revistas como Sports Illustrated, Outside y National Geographic. La semana próxima, Miramax estrenará Once in a Lifetime, un documental sobre los New York Cosmos, el equipo donde jugarón Pelé y Franz Beckenbauer y que en los años 70 abrió los ojos del país a la existencia del fútbol.


Los jugadores aprecian este cambio, pero desearían ver aún más apoyo. Frankie Hejduk, un defensa de la selección que partició en los Mundiales de 1998 y de 2002, dice que poco a poco la atmósfera en los partidos en EE.UU. empieza a parecerse a la de los estadios europeos. "Si el resto del mundo está en este tren", dice, "el fútbol no debe ser tan malo".



Weinbach, Jon. En: The Wall Street Journal Americas. Una publicación para El Comercio (Lima-Perú), 09.06.2006
Imágenes: leyendasyrelatosdefutbol.blogspot.com, heraldohn.com, rantes22.blogspot.com

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