martes, 13 de noviembre de 2007


Muerte de Francisco Umbral

Escribir una columna diaria y tener algo que decir en ella es una virtud reservada a muy pocos escritores. Francisco Umbral fue uno de estos escasos virtuosos; uno de esos personajes que hacen querer a la lectura. Por eso, aquí le rendimos un breve homenaje. A continuación, extractos de un esclarecedor artículo aparecido en el diario peruano La Primera, motivado por el fallecimiento de este gran columnista y escritor español.

"Umbral, que jamás pisó una universidad y que apenas fue al colegio, era una fuerza de la naturaleza para construir, cada mañana, una columna que era pura arquitectura futurista y en la que no sobraba un alféizar. Sabía, además, que lo más malo que puede sucederle a un periodista -aparte de aburrir- es volverse tan predecible como el té de las cinco de los Windsor cornudos. Así que, cuando menos te lo esperabas, salía hablando bien de quien no podía ser y hablando mal de quien no parecía merecerlo, con la resuelta arbitrariedad de aquellos que pueden, gracias a las palabras, convencernos de algo que jamás debimos admitir".



"Una vez entrevisté a Umbral en su casa de La Moraleja. Me recibió pensando que le hacía bien a su márketin salir en alguna tele sudaca y fue muy amable. Estaba sentado en un auténtico trono de mimbre, que era su manera de ser rey del café Gijón, y en la pared de al lado colgaba un retrato suyo hecho al óleo y pintado, a no dudarlo, por un pintor que tenía que adorarlo o temerle mucho. Durante toda la entrevista no se apartó de un vaso de whisky, no se quitó la bufanda blanca con la que podía ahorcarte y no dejó de tratar a Vargas Llosa con la punta del pie. 'Es un magnífico ensayista', decía. Y en su exagerado 'Diccionario de Literatura' añade: 'Faulkneriano en su primera novela, incomprensible en la segunda, realista aburrido y numeroso en las siguientes, lo que tiene Mario Vargas Llosa es una gran pluma de ensayista...' Se odiaban minuciosamente. Y cuando Umbral escribía o decía cosas como ésa yo pensaba que lo que quería, al final, era un entierro breve y con pocas personas, aquellas no tocadas por sus perversidades.

Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1996, Premio Cervantes en el 2000, Umbral deja libros memorables como 'Mortal y rosa', la historia novelada de un hijo muerto prematuramente, o 'Leyenda del César visionario', una de las más inteligentes aproximaciones a Franco que se hayan escrito. Ya los críticos literarios se encargarán de comentar su legado y ojalá al hacerlo prescindan del provocador profesional que se ganó la mar de enemigos. Porque como periodista o como escritor, Umbral ha sido uno de los grandes.

Con Umbral muere alguien importante para el periodismo mundial. Umbral venía de Ramón Gómez de la Serna y conduce a Manuel Vicent, ese valenciano que escribe como los dioses y al que, felizmente, la parca no parece todavía rondar".

Hildebrandt, C. La Primera, 29.08.2007
Imágenes: elcultural.es

No hay comentarios: