martes, 27 de noviembre de 2007

Chilindrinas

La prima del cura
de Chuchurumbel,
por no hacer dos camas
se acuesta con él.

¡Ya se acabó la elección,
la concordia vino al fin!
¡Qué viva San Agustín!
¡Vítor al padre Terón!

Ricardo Palma

Umbral de Umbral

Homenaje a Francisco Umbral: un artículo del periodista peruano César Lévano a propósito del gran columnista y escritor español.

"La muerte del escritor y periodista español Francisco Umbral nos hace pensar no tanto en lo que escribió cuanto en lo que hubiera podido escribir.
Era un mago que sacaba del sombrero de las palabras los conejos más limpios. ¿Quién podrá darnos ahora, en el orbe del idioma español, esas sorpresas?
Era el Cristóbal Colón de un continente de la imaginación y las palabras. Su muerte, el martes último, arrancó a César Hildebrandt, catador insomne de la prosa de Umbral, una de sus columnas más sentidas y bellas. Me carcome desde ese día el recuerdo de unas páginas de Víctor Hurtado, sacerdote del culto de Umbral desde hace tiempo, como que ha iniciado a muchos en el goce de la prosa umbraliana.

En Pago de Letras, manojo de artículos y ensayos de Hurtado, encontramos un texto en que se lee: 'Nacido en Madrid 11 de mayo de 1932, Francisco Pérez Martínez -para el registro civil, no para la historia- fue pronto llevado a Valladolid. Niño de salud asustadiza, fue a la escuela poco y mal. Es, pues, casi un analfabeto, pero los grandes artistas no están para estudiar, sino para ser estudiados'.


Los niños 'estábamos descubriendo esa cosa tan fascista de que el mundo está bien hecho', escribió Umbral respecto a su infancia.
Hombre de ruda independencia, Umbral se colocó siempre en el lado esencial de la justicia. Cuando estalló la rebelión en Chiapas, México, fustigó a Octaviio Paz por el desdén de éste respecto a ese levantamiento. Fue categórico: 'Octavio Paz cantinflea'.
En ese texto, acogido en su libro Mis placeres y mis días (Espasa Calpe, 1994), Umbral alude a 'esa manía, tan consoladora, de que la izquierda no se lleva. Claro que no se lleva, ni la minifalda, pero mientras el hombre entierre vivo el hombre, habrá izquierda. Allí donde el gerente tiene panoplia de látigos y el pueblo come ruinas de hombre enfermo, allí está la izquierda'.

Estaba insatisfecho, sin ira, con muchos de los "progresos" del mundo. Por eso escribió: 'No creo que la televisión basura sea peor que la vida basura que llevamos'.
Y también: 'Históricamente, el arte lo viene degradando el público, el artista lo corrompen quienes le miran. La tele, como toda creación, puede regenerarse, pero la vida, nuestra vida, ya no. Y, además, en su propia vida, uno no puede cambiar de canal'.

También dijo: 'El niño, todo niño, ve y vive en casa la novela familiar, que le traumatizará para siempre, a no ser que salga novelista y la escriba. Las veleidades y marujeos de mamá, las deudas de papá, el diafragma de la hermana mayor, ese odio con olor a puchero, ese crimen latente que hay en el cuchillo de la cocina, todo eso lo coge el niño'.

Era un incansable cazador de metáforas y verdades, el maestro".



Lévano, C. La Primera 02.12.07

martes, 13 de noviembre de 2007


Brasil y el idioma español



A partir del 2010, la enseñanza del castellano será obligatoria en Brasil, por lo que desde ahora ha comenzado una enorme movilización educativa: se calcula que será necesario capacitar aproximadamente a 200 mil docentes, para que puedan enseñar nuestra lengua a 40 millones de estudiante al año.

Extraído de: La página del idioma español, noviembre 2007
Imagen: uah.es

Muerte de Francisco Umbral

Escribir una columna diaria y tener algo que decir en ella es una virtud reservada a muy pocos escritores. Francisco Umbral fue uno de estos escasos virtuosos; uno de esos personajes que hacen querer a la lectura. Por eso, aquí le rendimos un breve homenaje. A continuación, extractos de un esclarecedor artículo aparecido en el diario peruano La Primera, motivado por el fallecimiento de este gran columnista y escritor español.

"Umbral, que jamás pisó una universidad y que apenas fue al colegio, era una fuerza de la naturaleza para construir, cada mañana, una columna que era pura arquitectura futurista y en la que no sobraba un alféizar. Sabía, además, que lo más malo que puede sucederle a un periodista -aparte de aburrir- es volverse tan predecible como el té de las cinco de los Windsor cornudos. Así que, cuando menos te lo esperabas, salía hablando bien de quien no podía ser y hablando mal de quien no parecía merecerlo, con la resuelta arbitrariedad de aquellos que pueden, gracias a las palabras, convencernos de algo que jamás debimos admitir".



"Una vez entrevisté a Umbral en su casa de La Moraleja. Me recibió pensando que le hacía bien a su márketin salir en alguna tele sudaca y fue muy amable. Estaba sentado en un auténtico trono de mimbre, que era su manera de ser rey del café Gijón, y en la pared de al lado colgaba un retrato suyo hecho al óleo y pintado, a no dudarlo, por un pintor que tenía que adorarlo o temerle mucho. Durante toda la entrevista no se apartó de un vaso de whisky, no se quitó la bufanda blanca con la que podía ahorcarte y no dejó de tratar a Vargas Llosa con la punta del pie. 'Es un magnífico ensayista', decía. Y en su exagerado 'Diccionario de Literatura' añade: 'Faulkneriano en su primera novela, incomprensible en la segunda, realista aburrido y numeroso en las siguientes, lo que tiene Mario Vargas Llosa es una gran pluma de ensayista...' Se odiaban minuciosamente. Y cuando Umbral escribía o decía cosas como ésa yo pensaba que lo que quería, al final, era un entierro breve y con pocas personas, aquellas no tocadas por sus perversidades.

Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1996, Premio Cervantes en el 2000, Umbral deja libros memorables como 'Mortal y rosa', la historia novelada de un hijo muerto prematuramente, o 'Leyenda del César visionario', una de las más inteligentes aproximaciones a Franco que se hayan escrito. Ya los críticos literarios se encargarán de comentar su legado y ojalá al hacerlo prescindan del provocador profesional que se ganó la mar de enemigos. Porque como periodista o como escritor, Umbral ha sido uno de los grandes.

Con Umbral muere alguien importante para el periodismo mundial. Umbral venía de Ramón Gómez de la Serna y conduce a Manuel Vicent, ese valenciano que escribe como los dioses y al que, felizmente, la parca no parece todavía rondar".

Hildebrandt, C. La Primera, 29.08.2007
Imágenes: elcultural.es