William Faulkner (II)
Autores del llamado "boom" de la literatura hispanoamericana han señalado su deuda con Faulkner; García Márquez y Vargas Llosa, particularmente. Puede ser estimulante leerlos buscando la correspondencia entre el norteamericano y los latinoamericanos. Por lo pronto, al lado del mítico condado de Yoknapatawpha, están los también míticos Comala, Macondo y Santa María de Rulfo, García Márquez y Onetti, respectivamente.
De Mientras agonizo
"Me acuerdo que mi madre llegó a los setenta y pico. Siempre atareada, lloviera o hiciese sol. Sin un día en cama desde que le nació el último crío. Hasta que, un buen día, hizo como si mirase a su alrededor, y entonces va y coge un camisón suyo, adornado con puntillas, que había tenido guardado cuarenta y cinco años y que nunca había sacado del arca, y fue y se lo puso y se echó en la cama y se tapó con el cobertor y cerró los ojos.
- Ahora, a cuidar a vuestro padre lo mejor que podáis -dijo- Ya no puedo más".
"... creía que la muerte era un fenómeno del cuerpo; sin embargo, ahora sé que no es más que una función de la mente: una función de las mentes de quienes sufren la pérdida. Los nihilistas dicen que la muerte es el final; los funcionalistas, que el comienzo; pero en realidad no es más que un simple inquilino o familia que deja su habitación o su ciudad".
"... si un hombre no tiene más salvación que el matrimonio, es que ese hombre está perdido. Y con todo, admito que Cora está en lo cierto cuando dice que si Dios ha creado a la mujer ha sido porque el hombre nunca sabe lo que le conviene ni aunque lo tenga ante las mismísimas narices".
"... el cuidado aburrido y minucioso de un joyero".
"Para dormir en una habitación extraña, antes tienes que vaciarte. Pero ¿qué eres antes de que te vacíes para dormir? Pero si te vacías para dormir ya no eres nada. Y si te llenas de sueño, es que nunca has sido nada".
"En ninguna parte de este mundo pecador puede un hombre honrado y trabajador sacar nada de provecho. Los que se benefician son esos que tienen las tiendas en las ciudades, que no sudan, que viven a costa de los que sudan. No los que trabajan de firme, no el labrador".
"... las cosas seguras son precisamente las que la gente ha estado haciendo tanto tiempo, que sus bordes están ya gastados y no hay nada ya en ellas que permita decir a un hombre: Esto no se había hecho antes y no puede ser hecho otra vez".
"... disuelto ese coágulo, que en definitiva somos, en la pluralidad del movimiento original, nos volviéramos ciegos y sordos para vernos y oírnos, y toda nuestra furia se aplacase en el reposo".
"... como mi padre solía decir, la finalidad de la vida no es otra sino la de aprestarse a estar mucho tiempo muerto".
"... aprendí que las palabras no tienen nada de bueno, pues que nunca se ajustan ni siquiera a aquello que tratan de dar a entender".
"pensé que las palabras ascienden derechas como una tenue línea, ligera e inofensiva, mientras que los hechos se arrastran horriblemente pegados al suelo, de forma y manera que, al poco rato, no hay modo de pisar a un tiempo esas dos líneas, por mucho que uno se espatarre".
"No sabía que estaba muerto. Yo me acostaba a su lado en medio de la oscuridad, oyendo a la tierra oscura que ensalzaba el amor de Dios y su belleza y su pecado; oyendo la oscura mudez en que las palabras son los hechos, y oyendo también esas otras palabras que no son hechos, que son solo los huecos de lo que falta a la gente, y que nos caen desde lo alto como los graznidos de los patos, como esos gritos que descendían desde la salvaje oscuridad en las noches terribles de antaño, balbuciendo torpemente en busca de los hechos..."
"... es de esa gente que, como cree que el pecado no es más que una palabra, piensa también que la salvación no es tampoco sino cuestión de palabras".
De Santuario
"El virginiano que nos contó aquella noche durante la cena cómo le habían enseñado a beber como un caballero. Basta poner un escarabajo pelotero en alcohol para conseguir un escarabajo sagrado; y si se pone en alcohol a un hombre de Mississippi se obtiene un caballero..."
"Al llegar la noche al negro le gustaba cantar junto a la ventana. Después de la cena, otros negros se reunían al lado de la valla que había debajo -trajes elegantes junto a los de mala calidad y a monos con manchas de sudor- y a coro con el homicida cantaban espirituales mientras los blancos aminoraban el paso y se detenían en la frondosa oscuridad de una primavera que casi era ya verano, para escuchar cómo los que estaban seguros de morir y el que ya se daba por muerto cantaban acerca del cielo y del cansancio: (...)
¡Un día más! ¡No hay sitio para ti en el cielo! ¡No hay sitio para ti en el infierno! ¡No hay sitio para ti en la cárcel de los blancos! Negro, ¿qué vas a hacer? ¿Qué vas a hacer, negro?"
"- Tonterías -dijo Miss Jenny- ¿Crees que Narcissa quiere que la gente sepa que alguien de su familia podría estar relacionado con personas que se dedican a cosas tan naturales como hacer el amor o estafar o robar?"
"La peor parecida de todas dijo que en opinión de los muchachos todas las chicas eran feas a no ser que estuvieran vestidas. Explicó que la serpiente llevaba varios días viendo a Eva y nunca se fijó en ella hasta que Adán le hizo ponerse una hoja de parra".
"- Las mujeres no tenemos la culpa -dijo Miss Myrtle- Los hombres se empeñan en no vernos tal como somos. Nos obligan a ser de una manera y luego esperan que seamos diferentes. Esperan que no miremos nunca a otro hombre mientras ellos van y vienen cuando les apetece".
"... y con el inconfundible aroma de las salas de los tribunales; ese olor enrarecido a lujurias exhaustas, a avaricias y a altercados y a amarguras, y también, a falta de algo mejor, a cierta desmañada estabilidad".
De Luz de Agosto
"... qué falso puede ser el más profundo de todos los libros cuando se pretende aplicarlo a la vida".
"En ello se plasma la bella forma de la juventud eterna, del deseo virginal que hace a los héroes. Y eso hace que los actos de los héroes estén tan próximos a lo increíble que no es extraño que esos actos surjan a veces como el fogonazo de los cañones en medio del humo, y que, en el instante en que acontecen, sin dar tiempo a respirar, se conviertan en un rumor de mil rostros, porque si no fuese así, la paradójica verdad estaría en contradicción consigo misma..."
"... que lo que destruye a la Iglesia no es el esfuerzo de los que tratan a tientas de entrar en ella o de salir de ella, sino los profesionales que la controlan y que han quitado las campanas de los campanarios (...) Le parece ver todas las iglesias del mundo como una muralla, como una de esas barricadas de la Edad Media, erizadas de estacas, muertas y puntiagudas; como una muralla alzada contra la verdad y contra esa paz, tan abierta al pecado como al perdón, que es la vida del hombre".
"... soportando todo esto ante los ojos y los oídos de la ciudad, sin vergüenza, con el narcisismo paciente y voluptuoso de los mártires, con su aire y continencia..."
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