martes, 24 de marzo de 2009

Blanca Varela (II)

A continuación presentamos una primera selección de poemas de Blanca Varela, aparecidos en la antología "Camino a Babel" (1986), elaborada por la misma poeta para la colección Munilibros, editada por la Municipalidad de Lima.





Primer baile (V)

Hay un lugar lejos de toda ciudad. No hay un cielo sino varios, superpuestos, espejeantes, horribles.
¿Qué significará el amanecer para quien no conoce sino la noche y el sueño que sucede al sueño?
Despegar los párpados significa morir, desprenderse de una estrella. El ritual es breve, la entrega absoluta. Se grita con los ojos cerrados, empapado de sudor o crujiendo de frío: te amo porque tu latido ocasiona catástrofes, huracanes, guerras.

Te amo porque te bañas en un inmenso vacío y te alimentas de tinieblas. Nado en tus redondas pupilas ciegas como en un estanque infernal. Tus propiedades no tienen número y abundan las especies innominadas, estériles pero eternas.

Te amo porque eres una ficción malvada y saludable. Si cesaras se extinguiría mi existencia de inmediato. Te podría hacer desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Pero, luego, ¿cuál sería el castigo?



Bodas

Perdidos en la niebla
el colibrí y su amante.
Dos piedras lanzadas por el deseo
se encuentran en el aire.

La retama está viva,
arde en la niebla,
habitada.





Vals

No he buscado otra hora, ni otro día, ni otro dios que tú.
Laberinto, pirámide de humo, altura que canta,
pozo que amenaza, tierra de abismo, primavera ciega.

La soledad nos une en la humedad del guisante, en la hinchazón de la ola,
en el sudor de la raíz.

(Brota en el polvo gris de Lima la baya cargada de ira.
Gira el vals, manantial de orina, vaho dorado y golpe bajo,
labios negros, estrujados, fantasma que se
acaricia bajo las uvas amarillas y se flagela al alba con las estrellas.)

Asciendo y caigo al fondo de mi alma
que reverdece, agónica de luz, imantada de luz.

Es este ir y venir bate el tiempo las alas
detenido para siempre.

Recrearte: polvo, brizna, herida.
Perderte: gesto, contacto, olvido.
Buscar tu sombra, reconocerte tras una ventana,
mancha de sol, sombra de lluvia, en cualquier calle del mundo.

Perseguirte, concenado girasol,
como una piedra encadenada al aire,
arrastrando la tierra, cauda que enciende universos,
que se desvanece en una plaza.

La mirada que soy entorna la puerta, atisba el vacío,
otea el cielo en ruinas.
En la rama vencida estalla una breva furiosa, la pupila en llamas
buscándote, exigiendo su razón de luz.



Nadie sabe mis cosas (6)

(tell me the truth)

dime
¿durará este asombro?
¿esta letra carnal
loco círculo de dolor atado al labio
esta diaria catástrofe
esta maloliente dorada callejuela sin comienzo ni fin
este mercado donde la muerte enjoya las esquinas
con plata corrompida y estériles estrellas?



Nadie sabe mis cosas (8)

(pobres matemáticas)

cuando nada quede de ti ni de mí
habrá agua y sol
y un día que abra las puertas más secretas
más oscuras más tristes
y ventanas vivas como grandes ojos
despiertos sobre la dicha
y no habrá sido en vano que tú y yo
solo hayamos pensado lo que otros hacen
porque alguien tiene que pensar la vida.





Conversación con Simone Weil

- Los niños, el océano, la vida silvestre, Bach.
- el hombre es un extraño animal.

En la mayor parte del mundo
la mitad de los niños se van a la cama
hambrientos.

¿Renuncia el ángel a sus plumas, al iris,
a la gravedad y la gracia?

¿Se acabó para nosotros la esperanza de
ser mejores ahora?

La vida es de otros.
Ilusiones y yerros.
La palabra fatigada.
Ya ni te atreves a comerte un durazno.

Para algo cerré la puerta,
di la espalda
y entre la rabia y el sueño olvidé muchas
cosas.

La mitad de los niños se van a la cama
hambrientos.

- los niños, el océano, la vida silvestre, Bach.
- el hombre es un extraño animal.

Los sabios, en quienes depositamos nuestra
confianza,
nos traicionan.

- los niños se van a la cama hambrientos.
- los viejos se van a la muerte hambrientos.

El verbo no alimenta. Las cifras no sacian.

Me acuerdo. ¿Me acuerdo?
Me acuerdo mal, reconozco a tientas. Me equivoco.
Viene una niña de lejos. Doy la espalda.
Me olvido de la razón y el tiempo.

Y todo debe ser mentira
porque no estoy en el sitio de mi alma.
No me quejo de la buena manera.
La poesìa me harta.
Cierro la puerta.
Orino tristemente sobre el mezquino fuego de
la gracia.

- los niños se van a la cama hambrientos.
- los viejos se van a la muerte hambrientos.

El verbo no alimenta.
Las cifras no sacian.

- el hombre es un extraño animal.









Imágenes: heduardo.com, alimbaratur.com, clasolo.wordpress.com

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