miércoles, 8 de julio de 2009

Alejandro Romualdo (V)

En su búsqueda de nuevas formas de expresión a través de la poesía, Romualdo ha pasado por diversas etapas creativas: una inicial, neosimbolista; otra, existencialista; y una tercera, neovanguardista. Sin embargo, a lo largo de todas ellas ha perdurado su compromiso social, así como la inmensa humanidad que transmiten sus poemas, los cuales reflejan una mirada profunda y diferente al ser humano y la sociedad en la que vive. En Romualdo se comprueba el aserto de Rimbaud: que todo poeta es un vidente. A continuación, presentamos el análisis del crítico peruano Camilo Fernández acerca de Alejandro Romualdo, y una selección de sus últimos poemarios.





Charles Baudelaire, poeta romántico antecedente del Simbolismo francés, había señalado que la poesía debía expresar el misterio de la vida y manifestar el universo interminable de las analogías, pues el poeta era un descifrador de los aparentes jeroglíficos que pueblan el mundo. El autor de Las flores del mal decía que el verdadero poema debe alejarse de la forma didáctica: “Describiendo lo que existe, el poeta se degrada y se rebaja al rango de profesor; refiriendo lo posible, permanece fiel a su función, es un alma colectiva que interroga, que llora, que espera y que adivina a veces”. Rimbaud exploró el universo de las interminables analogías en su poema “Vocales” y le asignó a cada una de éstas un color. De ese modo, se alejó de todo discurso didáctico y planteó la idea de que la poesía era una desorganización de los sentidos y ello hacía del poeta un vidente que accedía a una realidad distinta de la habitual. Verlaine escribió: “De la musique avant toute chose”; es decir, la música como principio fundamental está antes que todo y en la génesis del texto poético. El poema era visto como un conjunto de acordes y ello implicaba un arduo trabajo del receptor para completar el sentido que el autor apenas ha esbozado. Mallarmé decía que: "Nommer c'est supprimer les trois quarts de la jouissance du poème qui est faite du bonheur de deviner peu à peu; le sugérer, voilà le rêve". No hay que nombrar, sino sugerir determinadas realidades; he allí la labor del poeta, quien debe huir de todo discurso que imponga conocimientos e ideologías de modo autoritario. La torre de los alucinados como poemario neosimbolista se sitúa en esta tradición: la poesía como sugerencia y alejada de todo discurso didáctico. Ello evidencia que el poeta busca las inacabables analogías y convierte a su texto en una provocación para el lector. Por eso, debemos releer esas páginas de Alejandro Romualdo y comprobar que hay un gran poeta, cuya obra tiene indiscutible vigencia.



De "Edición extraordinaria" (1958)


Canto coral a Tupac Amaru, que es la libertad





Yo ya no tengo paciencia para aguantar
todo esto
Micaela Bastidas

Lo harán volar
con dinamita. En masa,
lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
le llenarán de pólvora la boca.
Lo volarán:
¡y no podrán matarlo!

Lo podrán de cabeza. Arrancarán
sus deseos, sus dientes y sus gritos.
Lo patearán a toda furia. Luego
lo sangrarán:
¡y no podrán matarlo!

Coronarán con sangre su cabeza;
sus pómulos, con golpes. Y con clavos
sus costillas. Le harán morder el polvo.
Lo golpearán:
¡y no podrán matarlo!

Le sacarán los sueños y los ojos.
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán. Y a golpe de matanza
lo clavarán:
¡y no podrán matarlo!

Lo pondrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros. A la mala
tirarán:
¡y no podrán matarlo!

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.
Querrán descuartizarlo, triturarlo,
mancharlo, pisotearlo, desalmarlo.
Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Al tercer día de los sufrimientos,
cuando se crea todo consumado,
gritando ¡libertad! sobre la tierra,
ha de volver.

Y no podrán matarlo.


La paloma de alas rojas

Mira, madre, en el cielo una paloma
de alas ensangrentadas: ¿Quién la ha herido?
Mira cómo se agita, prisionera,
desesperadamente por su nido.

Mira, madre, en el cielo otra paloma,
y otra paloma igual, ensangrentada.
Mira cómo palpita, traspasada
por una flecha, y vuelta prisionera.

Vamos a liberarla por el cielo,
y que retorne con la primavera.
Paloma roja y blanca de mi pueblo.
Paloma de alas rojas, mi bandera.


Tú no eres un ángel

Tú no eres un ángel, ni un hada, ni una diosa,
y yo te amo.
Tus alas son las alas de mi poesía.
Tu espada es la espada de mi poesía.

Tú no eres un ángel, ni un hada, ni una diosa.
Posees un cuerpo real. De mujer.
Los ángeles no me protegen como tú,
ni me hablan como tú,
ni sus alas son más suaves que tus cabellos.

Te amo así: mujer de labios dulces y manos ásperas,
mujer de carne y sueño, mujer mía
en medio de la felicidad o el sufrimiento.



De "Cuarto mundo" (1972)

Poética

La rosa es esta rosa. Y no la rosa
de Adán: la misteriosa y omnisciente.
Aquella que por ser la Misma Rosa
miente a los ojos y a las manos miente.

Rosa, de rosa en rosa, permanente,
así piensa Martín. Pero la cosa
es otra (y diferente) pues la rosa
es la que arde en mis manos, no en mi mente.

Esta es la rosa misma. Y en esencia.
Olorosa. Espinosa. Y rosamente
pura. Encendida. Rosa de presencia.

La Rosa Misma es la que ve la gente.
No es la que ausente brilla por su ausencia,
sino aquella que brilla por presente.


Entre líneas

Enséñame a dibujar, dice Laura,
y mueve el lápiz.
(El papel
se puebla de árboles,
los árboles
se llenan de frutos
y de pájaros
que abren el pico azul
y verde y rojo
para cantar entrelíneas
"y después dice que no sabe...")


Belleza clásica

Todos alaban tus mejillas dulces,
tu tenso vientre, tus abruptos senos
y tu impecable, intacta dentadura.
(Pero callan, oh Níger impetuosa,
el temblor de tus nalgas celestiales).


Tus ojos aquellas barcas

Creo que son tus ojos aquellas barcas
que reposan con dulzura bajo tu frente.
(Tus ojos esas barcas
amarradas
a la orilla
del mar del mar
de lágrimas
de tus ojos esas barcas
amarradas
con lágrimas
a la orilla
de tus ojos.)

Quiero creer que son tus ojos
aquellas barcas reclinadas bajo tu frente.
Hasta que el sol se va, no me levanto.
Aún estoy sentado junto al mar. Quiero
soñar que son tus ojos esas barcas que avanzan
mar afuera, hacia el amor.
Amor adentro, el corazón va en ellas. Quiere
llegar
hasta tu corazón.


Soledad I

Solo el cielo en el cielo
y en el aire
el pájaro solo
sólo el pájaro en el aire
y otra vez el cielo
y nada más que el pájaro
y nada más que el cielo
definitivamente solo
cielo y pájaro.






Imágenes: carlosmsotomayor.blogspot.com, freeforumzone.leonardo.it, charomendivil.de










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