domingo, 3 de enero de 2010

Eros IV




Dicen que, en los tiempos muy antiguos, Cuniraya Huiracocha, convertido en hombre muy pobre, andaba paseando con su capa y su cusma hechas harapos. Sin reconocerlo, algunos hombres lo trataban de mendigo piojoso. Ahora bien, este hombre animaba a todas las comunidades. Con su palabra preparaba el terreno para las chacras y consolidaba los andenes. Con nada más que arrojar una flor de cañaveral llamado pupuna abría una acequia desde su fuente. Así, realizando toda clase de hazañas, andaba humillando a los demás huacas locales con su saber.
Había una vez una mujer llamada Cahuillaca que también era huaca. Esta Cahuillaca era todavía doncella. Como era muy hermosa todos los huacas y huillcas deseaban acostarse con ella. Pero ella siempre los rechazaba. Sucedió que esta mujer, que nunca se había dejado tocar por un hombre, estaba tejiendo debajo de un lúcumo. Cuniraya, gracias a su astucia, se convirtió en pájaro y subió al árbol. Como había allí una lúcuma madura, introdujo su semen en ella y la hizo caer cerca de la mujer. Ella, muy contenta, se la tragó. Así quedó preñada sin que ningún hombre hubiea llegado hasta ella.
Nueve meses más tarde, como suelen hacer las mujeres, Cahuillaca también dio a luz, aunque fuese todavía doncella. Durante un año más o menos, crió sola a su hijo, amamantándolo. Siempre se preguntaba de quién podía ser hijo. Al cumplirse el año -el niño ya andaba a gatas- hizo llamar a todos los huacas y los huillcas a fin de saber quién era el padre. Cuando oyeron el mensaje, todos los huacas se regocijaron mucho y acudieron vestidos con su ropa más fina, cada uno convencido de ser el que Cahuillaca iba a amar. Esta reunión tuvo lugar en Anchicocha.

Cuando llegaron al lugar donde residía esa mujer, todos los huacas y los huillcas se sentaron; entonces ella les habló: "¡Miradlo! varones, señores, ¡reconoced a este niño! ¿Quién de vosotros es el padre?". Y a cada uno le preguntó si había sido él. Pero ninguno dijo que era su hijo. Cuniraya Huiracocha -como suelen hacer los más pobres- se había sentado a un lado; despreciándolo, Cahuillaca no le preguntó a él, pues le parecía imposible que su hijo hubiera podido ser engendrado por aquel hombre pobre, habiendo tantos varones hermosos presentes. Como nadie admitía que el niño era su hijo, le dijo a éste que fuera él mismo a reconocer a su padre; antes, les explicó a los huacas que, si el padre estaba presente, su hijo se le subiría encima.




El niño anduvo a gatas de un lado a otro de la asamblea pero no se subió encima de ninguno hasta llegar al lugar donde estaba sentado su padre. Enseguida, muy alegre, se trepó por sus piernas. Cuando su madre lo vio, muy encolerizada, gritó: "¡Ay de mí! ¿Cómo habría podido yo dar a luz el hijo de un hombre tan miserable?" y, con estas palabras, cargando a su hijito, se dirigió hacia el mar. Entonces Cuniraya Huiracocha dijo: "¡Ahora sí me va a amar!" y se vistió con un traje de oro y empezó a seguirla; al verlo todos los huacas locales se asustaron mucho. "Hermana Cahuillaca" la llamó, "¡mira aquí! Ahora soy muy hermoso" y se enderezó iluminando la tierra.

Pero Cahuillaca no volvió el rostro hacia él; se dirigió hacia el mar con la intención de desaparecer para siempre por haber dado a luz el hijo de un hombre tan horrible y sarnoso; llegó al sitio donde, en efecto, todavía se encuentran dos piedras semejantes a seres humanos, en Pachacamac mar adentro. Al momento mismo en que llegó allí, se transformó en piedra.



Anónimo. Ritos y tradiciones de Huarochirí del siglo XVII (versión de Gerald Taylor).



Eros V



Señora, flor de madroño,
yo querrya syn sospecho
tener mi carajo arrecho
bien metido en vuestro coño;
por ser señor de Logroño
non deseo otro prouecho
synon foder coño estrecho
en estio o en otoño



Alvarez de Villasandino, Dezir a manera de disfamación. En Cancionero de Baena (s. XV)


Crecen los años y mengua la vida;
crecen las cejas y mengua la vista;
crecen los huevos y mengua la picha
y, cuando la picha mengua,
crece la lengua
y sigue la dicha.


Anónimo, cantar popular cubano.



Te quiero jo-
te quiero jo-
te quiero joven y bella,
como una pu-
como una pu-
como una pura doncella,
y con mi pi-
y con mi pi-
y con mi pícara mano,
tocar las te-
tocar las te-
tocar las teclas del piano.


Versos burlescos de los colegiales españoles

Me tendistes en el suelo
como si fuera una perra
y con esos cojonazos
me lo llenaste de tierra.


Tomás de Iriarte. Cuentos y poesías más que picantes


Con más cojones que cuarenta curas sordos
vine a Marruecos a defender la legión
y, aunque en España creía tenerlos gordos,
en esta tierra resultaba ser capón.
Aunque mi miedo les parezca exagerado,
que no es así yo se lo demostraré;
que he visto moros cascar nueces con los huevos
y abrir latas de conserva con la punta del quilé.



Himno cachondo de la Legión Extranjera española




Fuente de Eros V: Camilo José Cela (1979). Diccionario secreto. Madrid: Alianza
Imágenes: webfacil.tinet.org, elmundodetotio.cl, neo.warhammerairsoft.com


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