domingo, 24 de enero de 2010

Eros XIII

"Cara, mostramelo"

En su libro La Nostalgia es un Error, el escritor español José Luis de Villalonga, que además es uno de los hombres más elegantes de España, cuenta que un día Fellini lo llevó a tomar desayuno a la casa de una bella cuarentona de piel blanquísima y hermoso pelo negro, que los recibió en su dormitorio, recostada en una enorme cama de dosel; las sábanas eran de encaje y de plata el servicio para el desayuno, que por lo abundante hubiese satisfecho a quince invitados.


Concluida la visita, Fellisi besó castamente la frente de la doña y, al llegar a la puerta, voltea y le dice: "Cara, mostramelo" ("Querida, muéstramelo").

Ella entonces abre las sábanas, se vuelve, se alza el camisón y muestra un culo precioso, "uno de los culos más bonitos que he visto en mi vida", dice Villalonga.

"Fellini se quedó contemplándolo, con su dedo pulgar entre los dientes, durante unos minutos que parecieron una eternidad. Finalmente, soltó un 'grazie, cara, a domani' ("gracias, querida, hasta mañana") y nos marchamos".

"Una giornata senza quel culo e una giornata senza sole". ("Una jornada sin aquel culo es una jornada sin Sol"). Ese fue el único comentario de Fellini; solamente dijo eso.

"Después me enteré -refiere Villalonga-, por una actriz que trabajó mucho con él, de que a Federico le gustan mucho los culos de las señoras. En lo que se refiere a la dama del desayuno, a veces acude todos los días a verla; otras, una vez por semana, pero nunca hace nada con ella. Se limita a esa contemplación de esteta que, según parece, le basta, ya que nunca le pone una mano encima".

"Yo tenía ocho años -cuenta Fellini- y cursaba el segundo año de primaria. En aquella época, una mujer enorme, blanca y sucia, vivía solitaria en una choza que había construido con sus propias manos. Al anochecer se entregaba sobre la arena a los pescadores que tenían el valor de acercársele. Le pagaban, autorizándola a rebuscar en el fondo de las barcas lo que quedaba de esas sardinas minúsculas que en Rímini llamamos saraghine. Naturalmente a ella la llamaban 'La Saraghina'. Después de ella, sólo he amado con serenidad a mujeres con grandes culos". (Pasaje del libro Fellini, por José Luis de Villalonga, publicado en España en 1944, por El País-Aguilar. Cf. Vogue - España, 1994, Mayo, Nº 74, 34).




Marco Aurelio Denegri. De esto y aquello. En Domingo (suplemento dominical de La República), 10.07.2005
Imágenes: espormadrid.es

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