lunes, 28 de diciembre de 2009


Lactancia prolongada como anticonceptivo

Para ovular después del alumbramiento, cada mujer debe tener una determinada proporción entre la grasa de su cuerpo y su peso total. La lactancia impide lograr el porcentaje requerido por un tiempo más allá del normal.




El mejor método de control de la población de que disponían los cazadores-recolectores de la Edad de Piedra consistía en prolongar la cantidad de años que la madre amamantaba al bebé. Los estudios recientes sobre los ciclos menstruales, llevados a cabo por Rose Frisch y Janet McArthur han iluminado el mecanismo fisiológico responsable de la disminución de la fertilidad de la mujer lactante. Después de dar a luz, la mujer fértil no retoma la ovulación hasta que el porcentaje del peso de su cuerpo consistente en grasa ha pasado un umbral crítico. Este umbral (alrededor del 20 al 25 por ciento) representa el punto en que el cuerpo de una mujer ha almacenado suficiente energía de reserva en forma de grasa para adaptarse a las demandas de un feto. El costo promedio de energía de un embarazo normal es de 27 000 calorías, o sea aproximadamente la cantidad de energía que una mujer debe almacenar para poder concebir. Un lactante absorbe alrededor de 1 000 calorías extras diarias de su madre, lo que dificulta que ella acumule la reserva grasa necesaria. Mientras el niño dependa de la leche de su madre, existen pocas probabilidades de que se reanude la ovulación. Al prolongar la lactancia, las madres bosquimanas parecen lograr retardar la posibilidad del embarazo durante más de cuatro años. El mismo mecanismo parece ser el responsable del retraso de la menarquia (el principio de la menstruación). Cuanto más elevada es la relación de la grasa corporal con el peso corporal, más pronto llega la edad de la menarquía. En las poblaciones modernas bien alimentadas, la menarquía se ha adelantado aproximadamente a los doce años de edad, mientras en las poblaciones que se encuentran crónicamente en el límite del déficit calórico, a una niña puede llevarle dieciocho o más acumular las necesarias reservas grasas.



Lo que considero interesante de este descubrimiento es que relaciona la baja fertilidad con dietas ricas en proteínas y pobres en hidratos de carbono. Por un lado, si una mujer ha de amamantar satisfactoriamente a un niño durante tres o cuatro años, debe ingerir una dieta rica en proteínas para mantener su salud, el vigor de su cuerpo y el flujo de leche. Por otro lado, si consume demasiados hidratos de carbono empezará a aumentar de peso, lo que desencadenará la reanudación de la ovulación. Un estudio demográfico realizado por J.K. van Ginneken, indica que la mujer lactante de países subdesarrollados -donde la dieta se compone principalmente de granos feculentos y de recolección de raíces- no puede esperar extender el intervalo entre un nacimiento y otro más allá de los dieciocho meses. Pero las bosquimanas lactantes, cuya dieta es rica en proteínas animales y vegetales, y carentes de elementos feculentos, como ya he dicho, logran impedir el embarazo cuatro o más años después de cada parto. Esta relación sugiere que durante las épocas buenas, los cazadores-recolectores pueden confiar en una lactancia prolongada como principal defensa contra la superpoblación. Inversamente, una disminución en la calidad de la provisión alimenticia tendería a producir un aumento de la población. A su vez, esto significaría que tendría que acelerarse la tasa de abortos e infanticidios o que serían necesarios cortes aún más drásticos en la ración proteica.


Harris, M. (1986). Caníbales y reyes. Barcelona: Salvat
Imágenes: maternidadfeliz.com, artelista.com

1 comentario:

Dra.Alejandra dijo...

Hola, aunque la lactancia si es un método anticonceptivo natural, no se debe de dejar solamente a la lactancia como método anticonceptivo, ya que el momento de la ovulación después de un embarazo, varía en cada mujer, por lo tanto es preferible acudir al médico y que se administré un método anticonceptivo.
Actualmente hay muchos métodos, dependerá de la lactancia, de la mujer, y de su salud, el método anticonceptivo que se elija pero siempre con la asesoría de un profesional de la salud.
Saludos