lunes, 6 de agosto de 2007


En un post anterior hicimos referencia a los Nefilim, seres gigantescos y fantásticos mencionados en la Biblia. En esta ocasión les hacemos llegar la adaptación de una leyenda quechua donde también se puede observar la presencia de un gigante, el Inca, que es capaz de amarrar al Sol. Como podemos notar, los pueblos antiguos muestran similitudes en aquellas leyendas que hablan de su origen.


De cómo el Inca construyó el Cusco

Cuando el Inca estaba construyendo el Cusco, no había cerros, todo era pampa, y el viento entraba como toro bramador por los cuatro costados de estas pampas, derribando cualquier pared o casa que levantaba el Inca. Así, un día, el Inca dijo a su esposa:
- ¡Este maldito viento no me deja trabajar! Voy a encerrarlo en una cancha hasta que termine de construir el Cusco.
De ese modo, el Inca se fue por las alturas de La Raya a construir una cancha enorme para encerrar al viento. Cuando ya estaba arreando al viento para apresarlo, apareció el Inca Qolla, que es el amo de los vientos, y le dijo:
- ¿Para qué quieres encerrar mi viento?
- Para construir mi pueblo -respondió el Inca.
- Si tú quieres construir tu pueblo, te voy a consentir que encierres por un día a mi viento; si no terminas en ese día, nunca podrás acabar, porque a mi viento voy a ponerle más fuerza de la que tiene, y barrerá con todo.
Al verse en esta situación el Inca decidió detener el tiempo; amarró al Sol para que no se mueva y logró tener un largo día. Cuando terminó de construir el Cusco, su esposa le dijo al Inca: "Tienes que construir hartos tajamales, porque cuando el Inca Qolla suelte al viento, este soplará de nuevo y puede derrumbar toda tu obra". Al comprender esto, el Inca rodeó de cerros al Cusco para que corten el viento. Y así, estos cerros existen desde que los hizo el Inca.


Aicum (2002). Fábulas, cuentos y leyendas de la cultura universal.

1 comentario:

Juan Arellano dijo...

Esta no la conocía, está buena. Saludos.